Ayer, en el Club de Lectura, hablamos sobre “Cine años de soledad”. Probablemente la complejidad de esta novela de García Márquez, así como el lenguaje en el que está escrita, hizo que la asistencia fuera menor que otras ocasiones. Nos juntamos un total de once personas: cuatro alumnos, una madre y seis profesores.
La presentación del autor fue compartida, pues cada uno de los asistentes aportó diferentes datos sobre el escritor colombiano, Premio Nobel de Literatura, en 1982.
En el turno de opiniones, los más veteranos aludimos al cambio que había introducido esta novela en nuestra vida de lectores; los más jóvenes manifestaron las impresiones positivas que les había causado su lectura, aunque no sea un libro de los que se lee sin parpadear.
Enseguida, entramos a debatir sobre el realismo mágico, corriente literaria de la que es máxima figura García Márquez, en especial por “Cien años de soledad”. La mezcla de realidad y fantasía que nos plantea, desde el principio, todos, en general, la habíamos aceptado con naturalidad, hasta el extremo, en algún caso, de no diferenciar ambos ámbitos. Se recordó el cambio que supuso la publicación de esta novela en el panorama literario español de la época, caracterizado por una narrativa realista y experimental. Azahara precisó con agudeza que el origen de presentar lo fantástico como algo cotidiano podía estar en el boca a boca, es decir, en la costumbre de contar las historias oralmente, las cuales, con el paso del tiempo, se van tergiversando.
Dentro de este realismo mágico, comentamos la concepción cíclica del tiempo, que parece no avanzar. Según Úrsula, uno de los personajes, “da vueltas en redondo”, porque los acontecimientos y situaciones se repiten: los mismos sueños, las mismas ideas más o menos estrafalarias, etc. Por ejemplo, el vicio de hacer para deshacer de Aureliano con los pescaditos de oro, de Amaranta con la mortaja, de José Arcadio con los pergaminos, o de Úrsula con los recuerdos; también, los sueños revolucionarios de Aureliano Buendía y José Arcadio Segundo; o la afición a los grandes inventos de éste último y de su bisabuelo del mismo nombre.
Debatimos sobre el título “Cien años de soledad”, que a María le había parecido tan sugestivo, que acabó comprando la novela por esta causa. Se coincidió en lo acertado del mismo, pues, por un lado, nadie debía conocer el sentido de los manuscritos de Melquíades, hasta que pasaran 100 años y, por otro, todos los personajes parecen predestinados a experimentar el sentimiento de soledad. Paco nos recordó que la idea inicial de García Márquez fue titularla “La casa”, por el papel determinante que desempeña en la historia este elemento, con categoría casi de personaje; pero finalmente lo descartó, porque ya estaba registrada otra novela con el mismo título.
También, valoramos, como un acierto, el punto de vista de narrador observador externo, que no juzga la conducta de los personajes ni distingue entre lo real y lo fantástico, porque le da más verosimilitud a la historia que se cuenta.
Comentamos la riqueza de la novela, que abarca todos los temas: desde los sentimientos básicos, como el amor y el odio, pasando por aspectos políticos, tan relevantes para la historia de la humanidad, como los enfrentamientos ideológicos, que desembocan en guerras civiles, hasta tabúes sociales, como el incesto o el suicidio.
Como un rasgo, igualmente, de novela total, mencionamos los paralelismos con la Biblia: la evolución de la familia Buendía desde la creación (el Génesis) hasta la destrucción (el Apocalipsis); las lluvias continuas que sufre Macondo, durante cuatro años (el Diluvio Universal); etc.
En cuanto a los personajes, Lourdes destacó la importancia de las mujeres: Úrsula, que representa el sentido común en una familia de locos; Amaranta, que rechaza el amor con los hombres por su incapacidad de enfrentarse a los propios sentimientos; etc.
Finalmente, coincidimos en que el mensaje de “Cien años de soledad” es que el progreso y la civilización, cuando se rigen únicamente por el interés de los más poderosos, acaba destruyendo la sociedad.
Próxima lectura: “Un mundo feliz” de Aldous Huxley. Día 18 de noviembre, jueves; a las 18 horas, en la Biblioteca. Se pueden recoger ejemplares de esta novela, a partir del 2 de noviembre, en vicedirección.