La novela negra debe su nombre –según explicó María en la presentación- a que originalmente fue publicada en la revista Black Mask de Estados Unidos y a la colección serie Noire de la editorial francesa Gallimard.
1280 almas, novela de la que hablamos el pasado miércoles en el club de lectura, pertenece a este género literario. Su autor, Jim Thomson (1906-1977), quien, al escribirla, se inspiró en su propio padre, un sheriff corrupto que se presentó a las elecciones por el partido Republicano en Oklahoma, comenzó a trabajar muy joven, a los 15 años, en la redacción de un periódico, y a escribir relatos, especializándose en la temática criminal. Sufrió la tuberculosis y el alcoholismo, y conoció los bajos fondos de la sociedad. Militó en el partido comunista y fue denunciado en 1951, durante la caza de brujas del senador McCarthy. Colaboró, escribiendo los guiones, en las películas Atraco perfecto y Senderos de gloria de Stanley Kubrick. Fue el autor de la idea original que inspiró la serie policiaca para televisión Ironside. Murió alcoholizado y arruinado, a los 71 años.
Sus novelas están protagonizadas por perdedores y psicópatas, que se guían únicamente por su propio interés, y ofrecen una visión sombría de la existencia humana. Destacan: El asesino dentro de mí, Noche salvaje, Ciudad violenta y 1280 almas.
En el turno de opiniones sobre la novela, José Manuel y María Jesús comentaron que les había sorprendido el protagonista, Nick Corey, que al principio aparece como un personaje estúpido y violento; pero que, a medida que avanza la historia, demuestra una especial inteligencia. Ana también manifestó su asombro y admiración hacia este peculiar sheriff, para quien es motivo de preocupación dormir nueve horas y comer únicamente “media docena de chuletas de cerdo, unos cuentos huevos fritos y un plato de bollos calientes con menudillo y salsa”.
Víctor comentó que 1280 almas le había recordado a las películas de Quentin Tarantino, por las escenas de violencia gratuita y por el recurso al humor del absurdo, como el diálogo disparatado que mantienen los personajes sobre el alma de los negros.
Antonio se refirió a escenas que le habían llamado especialmente la atención, porque le parecían muy visuales y cinematográficas, como, por ejemplo, cuando Nick mata al tío John:
“Se sentó al pie de un árbol, las piernas demasiado temblorosas para sostenerle. Yo me guarecí a unos metros de él y cargué la cámara de la escopeta. Parecía limpia, lo suficientemente limpia para funcionar. Soplé un par de veces para asegurarme y entonces la cargué con los cartuchos que había cogido de los bolsillos de Tom.
Tío John me observaba, y en sus ojos se reflejaban todas las súplicas y plegarias del mundo. Cerré la cámara, apunté y él se puso a llorar otra vez. Arrugó el ceño un tanto irritado….”
Miguel comentó la dimensión social de la novela, en concreto la plena vigencia de la sociedad racista, violenta y corrupta, descrita por Jim Thomson, que encuentra su reflejo en la matanza de negros perpetrada, hace unos días, en una iglesia de Charleston (Carolina del Sur), por un joven blanco.
Carmen se preguntó si 1280 almas tiene relación con el movimiento literario estadounidense del realismo sucio, tanto por el lenguaje sobrio en el que está escrita como por el tipo de personajes vulgares y corrientes. Explicó su estructura circular, pues comienza con el narrador-protagonista pensando lo que debe hacer y llegando a la conclusión de que no lo sabe, y finaliza de la misma manera. E igualmente mencionó los puntos de contacto de esta novela con el teatro del absurdo, que ya había surgido en Europa y al que probablemente tuvo acceso su autor.
Pepa nos reveló que, al leer 1280 almas, hace dos años, quedó deslumbrada, pero no en el sentido de perder momentáneamente la vista, sino en el de quedarse fascinada por el personaje y la historia que protagoniza.
Sobre el punto de vista narrativo, coincidimos en que resulta chocante que el comisario Nick, que cuenta su propia vida, sea lo más alejado de la ley y el orden, pues representa justo lo contrario: el cinismo, la perversión y la violencia. En este sentido, rompe con el modelo de detective elegante, erudito y deductivo. Es decir, paradójicamente, quien protagoniza esta novela es policía y asesino, al mismo tiempo, lo cual produce un desconcierto que resulta atractivo para el lector.
Otro aspecto en el que se aleja Jim Thomson del relato policiaco tradicional es que no hay enigma o crimen que resolver, pues la intriga se genera en torno al protagonista y las razones que le mueven a actuar, y también sobre cómo trata de implicar en sus crímenes a otras personas.
En cuanto al final, contó Miguel que existen diferentes interpretaciones; pero que, en su opinión, lo que nos viene a decir el autor es que Nick actúa de modo indigno y violento, porque la sociedad es así, y él es un reflejo de esta.
Estuvimos de acuerdo en que los personajes no son lo que parecen, pues casi todos manifiestan valores de los que en realidad carecen:
• Nick aparece ante los demás como una persona ingenua, rayando a veces en la estupidez, aunque vamos descubriendo que en el fondo es un ser maquiavélico y embustero.
• Myra, aparentemente un mujer hacendosa y enamorada de su marido, es en la realidad ordinaria y de carácter violento. Además, finge una violación para casarse con él.
• Ken es considerado por Nick como un comisario listo e inteligente; pero se revela como un auténtico patán, que no tolera que le lleven la contraria.
• Rose finge llevarse bien con Myra, aunque realmente la desprecia y habla mal de ella.
Quizá la única excepción a tanta hipocresía la constituya Amy, antigua novia de Nick, que muestra su honestidad cuando está dispuesta a denunciarle por los crímenes cometidos.
En la novela se plantean muchos temas, de los que comentamos:
• El racismo, que se refleja en diferentes pasajes, como éste que recordó Antonio, cuando el protagonista y su mujer se conocieron, y que pone de manifiesto el cinismo de él:
“Fue en el sitio en que se tiraban pelotas a la cabeza de un fulano de color, y si se le daba se llevaba uno un premio. Yo estaba haciéndolo porque el tipo que dirigía el tenderete me lo había pedido. Habría sido descortesía no hacerlo, pero no quería darle al hombre de color y no lo hacía.”
• Los malos tratos que recibe Rose de su marido, y los que recibió Nick de su padre, que nos ayudan a comprender la facilidad con la que recurre a la violencia para solucionar sus problemas.
• La religión y su representación en el mundo, la iglesia, que siempre está al lado de los poderosos. También la imagen del Dios justiciero y vengativo, que representa Nick:
“Tengo que seguir cuidando la obra del señor, pues lo único que Él hace es señalar, Rose, lo único que Él hace es escoger a la gente y yo descargo su ira sobre los elegidos (…) Lo único que yo puedo hacer es seguir la dirección del dedo del señor y abatir a los pobres pecadores por los que nadie da una mierda.”
• Los rumores que pueden acabar destruyendo a una persona, pues se ponen en marcha y se extienden, sin que la gente se pare a pensar si son ciertos.
• Y el alcoholismo, que se refleja en el consumo compulsivo de güisqui, que es además una característica de la novela negra.
Finalmente, Miguel citó a algunos autores españoles que cultivan también este género literario, por si alguien tiene deseo de leerlos:
• Trilogía del Baztan de Dolores Redondo.
• Memento mori de César Pérez.
• Mil gotas de lluvia de Víctor del Árbol.
Próxima lectura: Suite francesa de Irene Nemirovsky, ambientada en los años de la ocupación de Francia por los nazis y que cuenta una historia de amor imposible. Hablaremos de esta novela el 23 de septiembre, miércoles, a las 18:30, en la biblioteca, como siempre.
QUE DISFRUTÉIS DE LAS MERECIDAS VACACIONES Y QUE LEÁIS, PORQUE EL VERANO INSPIRA AVENTURAS Y SUEÑOS.