La novela sobre la que hablamos ayer en el club de lectura, El valle de los lobos, encaja dentro de lo que se denomina literatura juvenil, que está destinada, como la propia expresión indica, a lectores jóvenes. Estos, en último extremo, condicionan sus características:
• La historia está llena de elementos fantásticos: invisibilidad de Kei, presencia de un elfo licántropo, etc.
• El lenguaje es sencillo.
• Predomina la narración y el diálogo; apenas hay fragmentos descriptivos.
• Los protagonistas son jóvenes.
• La autora sabe generar la intriga en torno a lo que sucede en la Torre y el Valle de los lobos.
• La novela tiene un prólogo para facilitar la lectura, en el que se anticipa un resumen de la historia, aunque sin desvelar los secretos más importantes.
• Se estructura en capítulos cuyos títulos anuncian el tema que se va a tratar, lo cual facilita también la comprensión de los jóvenes lectores.
• Etc.
Precisamente, quien propuso su lectura fue una alumna, Sara, que reconoció haberse iniciado en el hábito de leer y escribir con esta novela de Laura Gallego. Lo que más le había atraído de ella es la sincera relación de amistad entre Dana y Kai, y cómo éste último, antes de regresar al mundo de los muertos, le dice: “Vive. No trates de acortar tu existencia para reencontrarte conmigo antes de tiempo. Vive muchos años, vive intensamente, vívelo todo. Vive por mí la vida que no pude vivir yo”.
En la presentación de la autora, María destacó: su nacimiento en Valencia en 1977; el inicio en la escritura a los once años, junto con su amiga Mirian; los estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Valencia; el doctorado en literatura medieval y libros de caballerías; los premios conseguidos: el Barco de Vapor en dos ocasiones; el Cervantes Chico; y el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil; los libros de lectura favoritos, entre los que se encuentra La historia interminable de Michael Ende: los libros publicados, como El valle de los lobos, que pertenece a la serie Crónicas de la Torre; las traducciones a diferentes lenguas; etc.
A José Manuel y María Jesús, los otros dos alumnos presentes en la sesión, también les había gustado la novela, especialmente por sus elementos fantásticos y por el estilo sencillo en el que está escrita. En cambio, Miguel fue crítico con este aspecto, pues no había encontrado ni un solo pasaje que le mereciera una relectura; y comentó el abuso de los adverbios en mente en el primer capítulo. Antonio llamó la atención sobre los personajes que, a su juicio, están bien construidos. Pepa abundó en esta opinión destacando a los femeninos, en particular a Dana y Maritta. Esta última igualmente fue elogiada por Ana, a quien le parece el mejor personaje de la novela.
Hubo coincidencia en que El valle de los lobos tiene un inicio inquietante: la noche en la que nace la protagonista es especialmente oscura, pues carece de luna, y sopla fuerte el viento. Además, una de las viejas que atiende al parto observa algo extraño en la mirada de la recién nacida, lo cual se confirma después, a medida que pasan los años, cuando un niño invisible para todos los demás, excepto para ella, se convierte en su mejor amigo.
Sin embargo, el interés decrece progresivamente, a partir del momento en que Dana se traslada a la Torre para iniciarse en el arte de la magia, ya que se suceden una serie de acontecimientos inverosímiles.
La resolución del conflicto es también poco convincente, cuando el Maestro, que ha utilizado los poderes sobrenaturales para acabar con sus dos discípulos, es apuñalado por Maritta. Nos pareció una forma de morir demasiado trivial para una novela fantástica.
Sobre los personajes, comentamos que se agrupan en dos bloques: el de los buenos al que pertenecen: Dana, Kei, Fenris, Maritta y Aonia; y el de los malos, en el que únicamente está incluido el Maestro. Ambos bloques son compartimentos estancos, porque los personajes responden a un arquetipo predeterminado. Por poner un ejemplo: las acciones de la protagonista siempre persiguen el bien; en cambio, las del Maestro –aunque sólo lo descubrimos en la segunda parte de la novela- están guiadas por su ambición desmedida. Este maniqueísmo se puede considerar como un defecto, porque Laura Gallego ha hecho un ejercicio de simplificación, con el fin de que su novela resulte atractiva para lectores poco exigentes.
En resumen, El valle de los lobos se valoró positivamente, como libro de iniciación a la lectura, aunque difícilmente un lector adulto lo elegiría de manera voluntaria. Nuestra experiencia docente demuestra que, desde que se introdujo en los centros de enseñanza este género de novela juvenil, ha aumentado el hábito de lectura entre el alumnado. En este sentido, recordamos el gusto por los libros de caballería en la Edad Media y el Renacimiento, que abrió paso al éxito de una de las novelas más importantes que se han escrito: Don Quijote de La Mancha. Las mismas personas que habían escuchado con embeleso, en las ventas, las aventuras de Amadís de Gaula, siguieron después con regocijo las del hidalgo castellano.
También les puede suceder esto a nuestros alumnos y alumnas: comenzar con obras como El valle de los lobos y, después, dar el salto a la literatura con mayúsculas. Es en el fondo respetar uno de los derechos imprescriptibles que menciona Daniel Pennac en su libro Como una novela: el derecho a leer cualquier cosa.
Próxima lectura, a iniciativa de María: Salomé de Óscar Wilde, de la que hablaremos el 2 de diciembre, martes, a las 17:30, como siempre, en la Biblioteca.