Ayer, en el club de lectura, hablamos sobre “Tokio blues”, la primera novela que escribió Haruki Murakami y que, según nos contó María, en la presentación de este autor, fue un éxito de ventas, sobre todo, en Occidente.
La acción tiene como telón de fondo las revueltas estudiantiles de mayo del 68, que también alcanzaron a Japón. Uno de los personajes, Midori, denuncia, en el pasaje, quizá más divertido de la novela, la actitud hipócrita de unos estudiantes, que se pasaban la vida hablando de la revolución y protestaban por unos «onigiri» (bolas de arroz rellenas de alimentos) –preparados por supuesto por las chicas- que iban a comerse a media noche.
Asistimos a la reunión dieciséis personas: una madre, seis alumnos y nueve profesores.
Las opiniones sobre “Tokio blues” fueron dispares; pero tanto las personas a las que nos había gustado, como a las que no, disfrutamos del animado debate. Como dijo Paco Jurado, cuya presencia nos alegró, especialmente, a todos, venir al club de lectura es como leer de nuevo la novela. Ana, la única madre presente en la reunión, también reconoció haber descubierto aspectos y puntos de vista desconocidos para ella.
Los detractores de la novela llamaron la atención sobre la sensación de vacío que les habían producido unos personajes incapaces de expresar sus sentimientos. Para los defensores, en cambio, ahí, precisamente, estaba una de las razones para seguir leyéndola. Hubo posturas intermedias, como la de Lourdes, a quien no le había calado la novela; pero sí el autor, su forma de escribir y de contar la historia.
Esa calma ante la desgracia, sorprendente y admirada por todos, que han demostrado los japoneses, en el reciente seísmo, la reconocimos en algunos personajes de “Tokio blues”, como Naoko o Watanabe, que son incapaces de expresar lo que sienten.
Elogiamos el inicio de la novela: cómo Watanabe escucha la canción de los Beatles “Norwegian Wood”, montado en el avión, y esto le hace recordar su juventud y, en particular, a la misteriosa Naoko. También el punto de vista del narrador protagonista, desde el que se cuentan los hechos, muy en consonancia con el tono de melancolía, que domina en la novela.
Pero sobre todo –con la música de fondo de Miles Davis- hablamos de los personajes, casi todos jóvenes, que han empezado sus estudios universitarios, han dejado atrás a sus familias y se encuentran solos en un mundo desconocido para ellos. Hablamos de Watanabe, que siente un amor no correspondido hacia Naoko y que, como esta, vive encerrado en su mundo, por el dolor que le ha causado la pérdida de su único amigo; de Midori, que es el contrapunto de Naoko, por su fuerza de voluntad, su extroversión y su sentido del humor; de Nagasawa, que está por encima de las normas y carece de ideales y sentimientos, porque para vivir sólo le basta con algunas normas de conducta; de Reiko, el personaje más sensato de la obra -según Carmen-, capaz de superar la doble depresión que le produjo, por un lado, el fracaso de sus aspiraciones como pianista, y por otro, el chantaje emocional de su alumna.
Nos planteamos el tema del suicidio de algunos de estos personajes: ¿por qué adoptaron esta última e irreversible decisión? ¿Por razones culturales? ¿Por motivaciones personales? La conclusión a la que llegamos fue que lo hicieron por una mezcla de ambos factores.
Al final, después de más dos horas de animado debate, todos nos fuimos impregnados de esa melancolía, que acompaña a los personajes y que emana de la música de Miles Davis.
Las dos próximas sesiones:
“El perfume” de Patrick Souskind, para el día 25 de abril, lunes, a las 18 h. Los ejemplares de esta novela se pueden conseguir en Vicedirección.
Poemas de Miguel Hernández, para el día 12 de mayo, jueves, a las 18 h. Diferentes profesores y profesoras del centro, que hemos elegido un poema de este autor, lo recitaremos y lo comentaremos.
He perdido muchas sesiones del club, pero encontré el último libro (y el tiempo para leerlo). Como siempre, me gusta observar las impresiones distintas que resulten de traducciones a otros idiomas. Por ejemplo, el libro en inglés tiene el título «Norwegian Wood,» de la canción de los Beatles. No sé cuál título usaron en Japón. En este caso, lo que me interesa del título es que la historia tiene puntos en común con la canción (Yo tenía una muchacha…o ¿debería decir?….ella me tenía a mí…).
Me ha gustado el libro, pero me pareció un intento de vivir la cultura occidental. Es más, me pareció que realmente no entendían la cultura occidental; fue como si hubieran leído sobre la cultura sin realmente comprenderla. No sé mucho de la cultura japonesa, pero fue como si el protagonista (¿y el autor? ¿quién sabe?) la rechazara completamente. Es posible que la cultura de Japón cambiara mucho durante los años sesenta, como las culturas de muchos otros países.
El final del libro nos da otra referencia a una canción de los Beatles. El protagonista dice «¿Dónde estaba ahora? No tenía ningún idea…» ¿Vosotros conocéis a la canción «Nowhere Man»? He visto esta traducción de la letra: «Él es un verdadero hombre de ninguna parte..» pero la traducción no me parece fiel al sentido de la canción.
¡Espero que nos veamos pronto!
Es siempre un placer leer la novela otra vez con vosotros después de una estupenda comida. Un abrazo.
Tokio Blues me resultó entretenida hasta el final y los personajes están muy bien construidos, aunque en algunos pasajes el libro me pareció un capítulo de «Al salir de clase» o «Compañeros». Por otra parte, en el libro se hacen muchas referencias a la música, a cantantes, bandas y canciones que conozco, y eso, para un melómano como yo, también engancha. No obstante, me esperaba algo más de profundización en el Tokio de finales de los 60, alguna mención más detallada del momento histórico y social que los personajes estaban viviendo. Es cierto que aparecen algunos acontecimientos pero muy de refilón.
Sobre los temas que toca este libro, el del suicidio me parece uno de los más recurrentes y creo que está muy ligado también a la propia cultura en Japón, uno de los países del mundo con mayor tasa de este tipo de muertes. Las razones y las circunstancias que empujaron los diferentes suicidios en la obra quedan más bien abiertos a diferentes interpretaciones que da pie para un buen debate.
Gracias, Paco, por tus comentarios. Como has podido leer en la crónica de la sesión dedicada a esta novela, hubo división de opiniones en la valoración de la misma por los asistentes. Me alegra de que estés entre los lectores a los que os ha gustado.
Un saludo cordial.