Lo explicó muy bien José Ángel, en la sesión que dedicamos el miércoles pasado, a hablar de la novela Tren nocturno de Martin Amis, pues, aunque el inicio se ajusta al esquema habitual del género, con la aparición del cadáver de Jennifer y la investigación posterior a cargo de la policía Mike Hoolihan, usando la razón y por medio de la observación empírica de pruebas, la conclusión a la que llega no es racional, porque la chica no responde al perfil habitual del suicida. De esta forma, la novela da un giro hacia lo psicológico, que la aleja poco a poco del patrón establecido en el género policiaco y la acerca a la postmodernidad. Y completó la explicación Benito, cuando sostuvo la idea de que Mike, al redactar el informe, supuestamente sobre la muerte de Jennifer, se estaba refiriendo en verdad a ella misma y a su decisión de quitarse la vida, a tenor de las pistas que va dejando a lo largo de la novela, en especial la del tren nocturno, que aparece de nuevo al final.
La sesión se inició, como siempre, con la presentación de Martin Amis, un escritor nacido en Oxford, en 1949, que actualmente colabora como profesor en la Universidad de Manchester, impartiendo clases de «Escritura creativa». Pertenece a la misma generación que Ian McEwan (1948), del que hemos comentado en el club de lectura La ley del menor; Salman Rushdie (1947), autor afincado en el Reino Unido, después de que fuera amenazado de muerte por el régimen iraní, a causa de la publicación de su novela Versos satánicos; y Kazuo Ishiguro (1954), al que han concedido recientemente el Premio Novel de Literatura 2017.
Sus primeros libros son: El libro de Rachel (1973, premio Somerset Maugham), Niños muertos (1975) y Éxito (1978). Le siguen: Otra gente (1981), Los monstruos de Einstein (1987), breves alegorías sobre la destrucción nuclear, y Campos de Londres (1989). Después, ha publicado títulos, como: La flecha del tiempo (1991) Tren Nocturno (1997), y Mar gruesa (1998).
En 2000 aparece Experiencia, una obra autobiográfica, donde analiza la relación con su padre. Koba el Temible, la risa y los veinte millones (2002) es un ensayo biográfico polémico sobre la figura de Stalin, que ha despertado la protesta de los historiadores, así como de los intelectuales británicos de izquierdas. También ha suscitado críticas su novela, Perro callejero (2003).
Sus últimas obras publicadas son: La casa de los encuentros, (2006), La viuda embarazada (2010), Lionel Asbo: El estado de Inglaterra (2012) y La zona de interés (2015). En esta última hace sátira del holocausto, lo cual ha provocado nuevamente una polémica.
Los críticos de Martin Amis se dividen entre los detractores, para los que su obra literaria es oscura y sucia, y los defensores, que han llegado a considerarle como el más grande genio cómico desde Charles Dickens.
Finalmente, en la presentación, leímos algunas reflexiones suyas, extraídas de entrevistas:
• “Los novelistas mueren dos veces: mueren cuando mueren y mueren cuando muere su talento”
• “La vida de un escritor se divide en tres: escribes, lees y vives, hay que vivir. Y estas tres cosas se combinan para crear novelas y relatos”
• “Me hubiera gustado escribir Las aventuras de Augie March de Saul Bellow y Lolita de Navokov.
• “De pronto a uno se le aparece una idea original a través de una imagen, de la visión de una situación o de un solo personaje. Es una sensación especial que te embarga, te das cuenta de que va a funcionar, sabes que a partir de allí puedes escribir un texto de ficción. Luego investigas, lees, te empapas del tema, y es como si el texto ya estuviese allí… La ficción nace de un telegrama del inconsciente”
En el turno de opiniones breves sobre la novela, Mª Carmen dijo que no le había gustado, aunque es de lectura fácil. En la misma línea se manifestó Enrique, que no se explicaba la elección de esta novela, cuya única ventaja es que se lee rápido. E Inés, quien no había encontrado aliciente a la lectura ni en lo que se refiere al contenido, ni en lo concerniente al lenguaje soez empleado por la narradora.
Carmen Jurado, por su parte, comentó que la había leído dos veces en formato digital, que no es su preferido: la primera lectura no le dijo nada, pero en la segunda descubrió toda su profundidad, bajo la apariencia de novela policiaca, incluidos algunos guiños al género, como las dos personas interrogadas en el caso del bebé asesinado, una mujer llamada LaDonna y su novio, un tal DeLeon, que conforman el nombre de la famosa escritora estadounidense de novela policiaca Donna Leon. Añadió que, del mismo modo que Cervantes rompe en el Quijote con los relatos caballerescos, Martin Amis hace lo propio en Tren nocturno con el género policiaco.
A Paco le había gustado el libro, pero confesó que estuvo esperando al desenlace, para encontrar una explicación a los tres tiros que recibe Jennifer, aunque se había quedado frustrado.
Para Miguel Tren nocturno no es ni una novela policiaca ni una novela psicológica, pues carece del desarrollo propio de la primera, ni profundiza lo suficiente en el tema del suicidio, es decir, se queda a mitad de camino entre las dos, lo cual, a su juicio, es su principal defecto. Apenas le había dejado huella y probablemente, dentro de veinte días, la habría olvidado.
A Benito, en cambio, le había resultado sugerente el título por sus connotaciones musicales. De hecho, había escuchado la canción homónima, en especial la versión al piano interpretada por Oscar Peterson, la cual le había servido de estímulo para llegar al capítulo 9, momento en que se produce el interrogatorio de Travel, a partir del cual le había interesado muchísimo la lectura. En su conjunto, considera Tren nocturno como la anti novela negra y muy cinematográfica, como lo demuestra el hecho de que próximamente va a ser llevada al cine.
María reconoció que la primera lectura la había quedado insatisfecha; pero que, al cabo de una semana, había comenzado a hacerse preguntas sobre el contenido de la novela, lo que le había llevado a releerla.
Clara, finalmente, abundó también en este aspecto, porque la historia, a su juicio, quedaba abierta, lo cual le había suscitado muchas interrogantes.
En el debate propiamente dicho, comenzamos hablando del tema más importante que nos plantea Martin Amis: el suicidio, puesto que Mike inicia su investigación para buscar las razones de por qué Jennifer se ha quitado la vida, cuando se encuentra en las antípodas del perfil del suicida, que suele corresponder a personas infelices y deprimidas.
Sin embargo, progresivamente, y a pesar de las pistas falsas que la propia Jennifer fue dejando (la relación con Arn Deb, el consumo de litio, el error garrafal en el trabajo, la compra compulsiva de cuadros…), para que todos pensaran que padecía locura, vamos a ir descubriendo a una chica contradictoria y obsesionada con la perfección, que, dentro de su aparente felicidad, encontró algunas imperfecciones de las que lamentarse, lo que se denomina el síndrome del Paraíso.
En este sentido, Mike se pregunta: “Trader era el amante más tierno del planeta, pero ¿cuánta ternura es esa? Mirian era la más dulce de las madres, pero ¿cuánta dulzura era esa? Y el coronel Tom era el más amoroso de los padres, pero ¿cuánto amor es ese? Jennifer era bella, pero ¿cómo de bella?”
El segundo aspecto que llamó nuestra atención fue el paralelismo entre Mike y Jennifer: ambas se diferencian en los orígenes, pues el de la primera es desgraciado, por los abusos paternos que sufrió, mientras que el de la segunda es feliz; y también en el aspecto físico, ya que Mike es poco agraciada y con rasgos masculinos, mientras que Jennifer es hermosa y femenina: “Las piernas de Jennifer eran del tipo de los caballos de carreras. Las mías son como esas taladradoras que vemos en las carreteras en obras”.
Se parecen, en cambio, en la inteligencia y en que ambas están dispuestas, por diferentes motivos, a tomar el tren nocturno: ”El suicidio es un tren nocturno, un tren que te lleva velozmente a la oscuridad. No podrías llegar tan rápido de otra forma, o por medios naturales. Compras el billete y subes a bordo. El billete te ha costado todo lo que tienes. Pero no hay trayecto de vuelta. Este tren te lleva al interior de la noche, y te deja en ella. Es el tren nocturno”.
Hubo dos interpretaciones para el final de la novela: “Se acabó. Ya pasó todo. Ahora me voy a Battery a recorrer su larga hilera de tabernas. Quiero llamar a Trader Faulkner para decirle adiós, pero el teléfono está sonando otra vez y se acerca el tren nocturno y oigo a ese saco de mierda sin picha descoyuntando las escaleras, y va a ver lo que sucede como se le ocurra impedirme el paso o simplemente mirarme de ese modo o abrir la boca para atreverse a decirme una sola palabra”.
Para unos Mike decide vivir la vida, que hasta ese momento no había vivido; para otros, en cambio, toma la decisión de suicidarse, pues su disposición a recorrer todos los bares de Battery, se entiende que para beber, sabiendo que no puede probar ni una sola gota de alcohol, porque tiene el hígado muy dañado, es una forma de decirnos que va a quitarse la vida. Esta segunda interpretación, además está avalada por la referencia al tren nocturno, que simboliza, como se ha dicho, el suicidio.
De los demás personajes, únicamente, llamó nuestra atención el coronel Tom, el cual podría representar –señaló José Ángel- al lector clásico de novelas policiacas, porque, desde que conoce la muerte de su hija, trata de darle una explicación lógica, que conduzca no a un suicidio sino a un asesinato.
En resumen, Tren nocturno, a pesar de la disparidad de opiniones sobre la misma, ha sido una novela que ha dado mucho juego en el club de lectura, sobre todo por la complejidad que encierra, tras su aparente sencillez.
Próxima lectura, a propuesta de María: El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov. Hablaremos de esta novela, el 31 de enero, miércoles, a las 17:30.
Felices fiestas. Nos vemos el próximo año.
¡Enhorabuena, Matías, por ese magnífico ejercicio de síntesis y por la labor de documentación del autor y la obra!
Felices fiestas a todos los miembros del Club. Que el año próximo nos traiga aún más ganas de leer y de compartir interesantes lecturas.
Gracias con retraso, Carmen. La verdad es que no he leído tu comentario hasta ahora.