¡Ha sido Cervantes quien ha obrado el prodigio en 3º de Diversificación!
Hasta que cayó en mis manos la obra de Casona, gracias primero a mi amigo Matías Regodón que la propuso para que la representara el profesorado en el homenaje cervantino, sin éxito; y luego a mi amigo Benito Vaquero, que trabajó un pasaje con su 4º de Diversificación, mi 3º de “Diver” iba transcurriendo a trompicones: ni yo atinaba a mostrarles algo que recibieran de buen grado, ni ellos se esforzaban por aceptar mis ofertas. No íbamos acompasados… Y eso se notaba en el ritmo lento y pesado de las clases.
Pero al inicio del segundo trimestre, les presenté como lectura Sancho Panza en la ínsula Barataria. La leímos y, aunque no entendieron todo el rico vocabulario cervantino-casoniano, sí captaron su sentido cómico y ellos mismos propusieron representarla.
Me puse a trabajar en la adaptación y el adelgazamiento correspondiente del texto de Casona, además de sucesivos retoques que, entre todos, hemos ido realizando. Luego empezaron los ensayos, las pruebas de vestuario, de decoración… Y, poco a poco, ese grupo apático de 3º de “Diver” se convirtió en un equipo de personas con un único interés: hacer bien su papel y colaborar en el montaje teatral.
No sé cómo será el estreno, porque es difícil saberlo, incluso para las compañías profesionales. Pero eso no importa. Lo verdaderamente importante es el trayecto recorrido. En este tiempo se les ha notado, como grupo y como personas, un cambio sustancial. Me lo comenta su profesorado: están más seguros, dinámicos, se sientes útiles y necesarios; han encontrado su lugar en el instituto. ¿Se puede pedir más?
Gracias a Cervantes, a Casona, a Sancho Panza, a la sombra del hidalgo. Gracias a Benito por su apoyo y creatividad musical; a Josua por su disponibilidad y buen hacer, una vez más; a Antonio Suárez y a Franci, por estar siempre a mano en todos mis proyectos; a Seve, por la filmación y la distribución digital; a Antonio Gómez, por estar siempre cerca, aunque no se deje ver; a Matías, por su elogios. Gracias a Myriam, mi mano derecha en el montaje. Y gracias, especialmente, a TERCERO DE DIVERSIFICACIÓN. Todos juntos, hemos conjurado al apasionante genio de lo dramático.
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Esta actividad de clase, ha traspasado las fronteras habituales del aula. La hemos encuadrado dentro del homenaje que estamos tributando en nuestro instituto este año a Cervantes, en el IV Centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote. Y la estrenamos para dar la bienvenida al Proyecto Comenius, en su etapa final cordobesa, después de dos años de andadura.
Curiosamente, en la obra no sale la figura de d. Quijote, sino que es el aparentemente torpe escudero, Sancho Panza, el protagonista. Los duques de Barcelona quieren burlarse de él al hacerle creer que un terreno que tienen es la ínsula Barataria y que él será su gobernador, tal y como habían prometido a d. Quijote.
Pero lo que empieza como una burla, acabará mostrándonos a un Sancho justo, honrado, coherente y con sabiduría ejemplar para impartir justicia en los pleitos que le presentan. Es decir, “saldrán burlados los burladores”.
Este es el argumento de la obra. Pero no quiero dejar pasar la oportunidad para alabar, de nuevo, a la compañía teatral, compuesta por el alumnado de 3º de Diversificación. A medida que hemos ido ensayando se ha ido creciendo en sus papeles y cogiendo seguridad. Este alumnado es el vivo ejemplo de que cuando algo nos motiva y nos gratifica, somos capaces de alcanzar cualquier meta, por difícil que al principio nos parezca.
Quiero hacer una llamada a las familias, a los padres y madres, para que se sientan orgullosos de lo que han alcanzado sus hijos e hijas. Y les pido que continúen apoyándolos en todo aquello que se propongan.
Y también al profesorado, para que recordemos que no hay alumnado malo ni bueno, sino motivado o desmotivado. Y nosotros, los profesionales de la enseñanza, disponemos de un porcentaje (más o menos alto) para lograr esa motivación, aunque para ello tengamos que alejarnos del currículo oficial. No siempre es posible, pero en este tipo de enseñanza, por ahora, sigue siendo posible.
Ver a personas que se sienten seguras, alegres, capaces de memorizar larguísimos papeles y que se mueven por el escenario con la naturalidad con que lo hacen… cuando hace unos meses eran personas apáticas y sin interés por nada, es la mejor recompensa que una profesora puede tener. Yo ya la he obtenido este curso con Diversificación.
Y nada más. Espero que disfruten de la entrada, de las fotos y del vídeo.
Carmen Jurado