Una novela que no deja indiferente

A ninguna de las personas que asistimos el pasado miércoles al club de lectura nos ha dejado indiferente Intemperie: a unos les ha hecho sufrir y a otros nos ha conmocionado, pero todos coincidimos en que es difícil quitarse esta novela de la cabeza, una vez que se ha leído. Este probablemente es el motivo principal –resumió Benito al final de la sesión- por el que le dedicamos dos horas de intenso debate, en la biblioteca, que se prolongó después tomando una cerveza en un bar cercano al instituto.

En la presentación, recordamos que el autor de la misma, Jesús Carrasco nació en Olivenza (Badajoz) en 1972, aunque su familia se trasladó a Torrijos (Toledo) donde su padre ejerció como maestro. Se licenció en Educación Física, pero actualmente trabaja, en Sevilla, como redactor publicitario, actividad que compagina con la escritura.

Intemperie, que es su primera novela, ha sido acogida con entusiasmo por los lectores y por la crítica, y ha recibido numerosos premios: mejor Libro del Año 2013, concedido el Gremio de Libreros de Madrid; Premio de Cultura, Arte y Literatura de la Fundación de Estudios Rurales; English PEN Award y el Prix Ulysse a la Mejor Primera Novela; etc. Además, se ha editado en trece países diferentes.

Entre los comentarios que se han vertido sobre ella, destacamos las siguientes:

“Si tuviera que describirlo diría que estamos ante la riqueza de Miguel Delibes y la fuerza de Cormac McCarthy, fundidas en una voz propia” (Elena Ramírez, Seix Barral)

“Novela de formación que habla de la esencia de la vida con profundidad y sutileza… Una historia universal” (Mariagrazia Mazzitelli, editorial Salani, Italia)

“La maravillosa primera novela de un nuevo autor de enorme talento. Una prosa excelente, un texto realmente especial, cautivador” (Natalie Buchholz, editorial Klett-Cotta, Alemania)

“Una novela increíblemente conmovedora y poderosa… y un autor de gran talento con una escritura excepcional” (Michal Shavit, editorial Harvill Secker, Reino Unido)

Abrió el turno de opiniones Carmen Jurado a quien le había sobrecogido su lectura, porque el tema que aborda es de una gran dureza. Igualmente, elogió la capacidad de Jesús Carrasco para sugerir y para dejar en el aire interrogantes, que quisiéramos poder contestar, como el destino de su joven protagonista.

También leyó fragmentos de correos electrónicos sobre la novela, que había intercambiado con Pilar Tolosa, antigua compañera de departamento, donde se recoge la opinión de esta:

“Comencé la relectura –en formato digital- con avidez, con casi todo olvidado porque es imposible recordar de esa novela algo que no sea redondo, entero, …no puede uno ir viendo los «casi movimientos», uno a uno de esa pobre criatura. La primera impresión, el primer juicio que se me ocurría hacer de esta obra es la riqueza de léxico, el dominio de todo aquel cerrado mundo del abandono y la pobreza. Te confieso que sigo sin entenderla del todo. ¿Qué se está denunciando en el fondo?¿Qué relaciones hay, ha habido», de qué talante y cómo entre los diversos personajes que son exactamente tres? ¡Cuánto me gustaría ahora estar bien cerca para poder charlar sobre esto! Termino contándote que el «vicio» me arrastró hasta el capítulo cuarto, después del cual y de reprenderme a mí misma duramente, cerré el ordenador, me puse mi «parka» cordobesa-conquense y me fui a la Biblioteca a pedir el libro. Sigo igual de impresionada, ya con él acabado”.

A Víctor, igualmente, le había suscitado muchas preguntas la lectura de Intemperie, y su estética le había recordado al western, por la violencia de lo que se cuenta, y por los personajes, que se mueven en un espacio indómito y se pueden distribuir en dos grupos: los que representan el bien y los que se aprovechan de éstos, para satisfacer sus deseos.

Inés comentó que se creía la novela “de pe a pa”, porque refleja muy bien la sociedad de la posguerra: la dureza de la vida en el campo, la capacidad de resistencia ante la adversidad, la violencia soterrada, etc. Añadió que estaba convencida de que hay una historia real detrás de ella, porque sabe a auténtica, a algo vivido.

A Carmen, madre del AMPA, le había gustado la forma en que está escrita, por ejemplo, cómo se describe a los personajes. Y en cuanto al contenido, le había parecido una historia sobrecogedora, sobre todo, porque nos lleva a imaginarnos el terrible sufrimiento del niño.

Enrique también manifestó su admiración por los personajes, muy bien trazados, y por el conocimiento que demuestra el autor de la vida en el campo, aunque no se acababa de creer que la hayan traducido a tantos países.

A Benito le había interesado sobre todo la primera parte, por el vocabulario rural, que le había hecho recordar su propia infancia. En la segunda parte, en cambio, le parece poco creíble el personaje del niño, porque los pensamientos que vamos conociendo de él, son más propios de un adulto.

Miguel comentó que hay un exceso de descripción en esta novela y que a él personalmente su lectura le había angustiado, por la historia tremenda que cuenta, pero no le había emocionado. En su opinión, Intemperie se resume en la portada del libro, donde se pueden ver los dos elementos más importantes: el título y la imagen de la cabra.

Para María predominan dos sentimientos en la misma, que te invitan a seguir leyendo: la indefensión no sólo del niño sino de mucha gente que vivió en aquella época, y el dolor que causa esta indefensión; no obstante, reconoció que a veces tenía que parar de leer, porque no podía seguir, dada la dureza de la historia.

Lola, finalmente, comentó que esta novela le había recordado a Los santos inocentes de Miguel Delibes, por el tipo de sociedad cerrada y opresiva que refleja; y añadió que al principio le había costado mucho leerla; pero que luego le había enganchado, porque la historia de supervivencia que cuenta le parece universal.

En el debate propiamente dicho, nos preguntamos por el significado del título, que se explica en un pasaje de la novela:

“La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio del campo del terror, él había levantado la espalda en lugar de poner el cuello. Sentía que había bebido la sangre que convierte a los niños en guerreros, y, a los hombres, en seres invulnerables.”

Comentamos el punto de vista de narrador omnisciente, que le permite a Jesús Carrasco introducirse, por ejemplo, en los pensamientos del niño y mostrárnoslo como si fuera un adulto.

También la estructura “in medias res”, pues se desconoce lo que ha sucedido antes de que el protagonista huya de su pueblo, aunque, a medida que avanza la novela, se irá desvelando.

Precisamente, este inicio en mitad de la historia genera la intriga en los lectores, pues hace que nos preguntemos sobre la causa de esta huida, que conoceremos a través de señales, hábilmente distribuidas:

  • “Afinó el oído cuanto pudo sin hallar rastros de la voz del alguacil, y hasta esa ausencia le dio miedo” (pág. 12)
  • “El chico conocía bien ese sidecar. Había ido muchas veces en él, cubierto con una manta polvorienta…” (pág. 22)
  • “El recuerdo de la voz del alguacil le rajó los ojos y sintió que era sangre lo que comenzaba a brotar por las rendijas inflamadas de sus párpados.” (84)
  • Cuando accidentalmente ve el glande del cabrero, “el chico salió corriendo y se perdió en la oscuridad.” (pág. 89)
  • Cuando oye al alguacil hablar con el viejo, “sintió que se le erizaba el pelo de la nuca. Notó un calor acuoso bajándole por sus piernas tiesas y cómo se le empapaban las botas…” (pág. 96)

El espacio árido y seco por donde se mueve el niño se corresponde con su soledad radical, y condiciona su vida y la de los demás personajes. Por eso, el final abierto, con las gotas de lluvia que empiezan a caer, anuncia un futuro venturoso para él:

“El cielo repleto de nubes grises en medio de la mañana y una luz transparente que perfilaba los objetos, otorgándoles una nitidez que no recordaba. Las gotas gruesas que se partían contra el suelo polvoriento y que no penetraban en él… Caminó unos metros frente a la fachada y dejó el recipiente en el suelo. Luego volvió a la puerta y allí permaneció mientras duró la lluvia, mirando cómo Dios aflojaba por un rato las tuercas de su tormento.”

Hablamos de la similitud de Intemperie con Lazarillo de Tormes, pues en ambas se describe un proceso de aprendizaje de la vida, aunque con resultados diferentes: mientras que el protagonista de la segunda de las novelas citadas acaba en la indignidad, al casarse con la barragana del arcipreste, el de la primera, en cambio, que podía haberse convertido en un ser violento, a causa de los abusos sexuales sufridos, intuimos que va a ser una persona buena y solidaria.

Sobre la ausencia de nombres que identifiquen a los personajes, entendimos que es un acierto, porque representan arquetipos: unos, como el niño y el cabrero son personas damnificadas, víctimas de la sociedad opresiva en la que viven, y otros, como el alguacil, ejercen contra estos la violencia y la opresión.

Finalmente, nos referimos a la brillantez del estilo en el que está escrita Intemperie, con descripciones precisas y detalladas, como la del aparejo del burro, y narraciones muy cinematográficas, como la llegada del alguacil y sus ayudantes a las ruinas del castillo, donde se encontraban el niño y el cabrero:

“El pastor los recibió de pie. Se quitó el sombrero y asintió con la cabeza en señal de bienvenida. Uno de los jinetes le devolvió el saludo tocándose la punta de la gorra. El otro, un tipo con la barba rojiza, ya recorría los contornos con la mirada… El alguacil apagó la moto y, a pesar de que las cabras seguían balando y meneando sus cencerros, el viejo sintió como si se hubiera hecho el silencio absoluto. El hombre se sacó los guantes de cuero y los colocó uno junto a otro sobre el borde interior de la carrocería del sidecar. Los dedos hacia dentro y los largos manguitos de cuero colgando por fuera. Luego, sin bajarse de la moto, se quitó las gafas elásticas, se abrió el verdugo del casco y se descubrió. Tenía el pelo empapado de sudor…”

Próxima lectura, a propuesta de Enrique, Utopía de Tomás Moro, de la que hablaremos el 5 de abril, miércoles, a las 17:30.

 

 

 

 

 

Guión de «Intemperie»

Guión para la sesión del club de lectura
(22 de febrero, miércoles, a las 17:30, en la biblioteca)

1. Presentación del autor.
2. Opinión breve sobre la novela.
3. El título: ¿cuál es su significado?
4. Punto de vista: ¿desde qué ángulo se cuenta la historia?
5. Espacio:

5.1. Espacio real: ¿dónde se desarrolla?, ¿se corresponde con algún espacio real?, ¿por qué omite nombres?

5.2. Espacio novelesco: : ¿qué importancia adquiere el paisaje?, ¿tiene algún valor simbólico?, ¿en qué medida condiciona la vida y el comportamiento de los personajes?

6. Tiempo:

6.1. Tiempo externo: ¿en qué época histórica se desarrollan la historia?

6.2. Tiempo interno: ¿se puede considerar una narración lineal?, ¿nos produce sensación de lentitud o de rapidez?

7. Estructura:

7.1. Externa: ¿cómo está estructurada la novela desde el punto de vista externo?
7.2. Interna: ¿en qué momento de la historia comienza la novela?, ¿nos parece acertado este comienzo?, ¿cómo finaliza?, ¿se puede hablar de un final cerrado o abierto?

8. Intriga: ¿cómo genera la intriga Jesús Carrasco?, ¿qué señales nos anuncian lo que le sucede al niño?

9. Temas:

9.1. La sociedad: ¿cómo es el mundo en el viven los personajes?, ¿se pueden distinguir clases sociales?, ¿qué papel desempeña la religión?
9.2. La violencia: ¿cómo se manifiesta?, ¿cuál es su origen?, ¿el que sufre violencia está condenado a ejercerla?
9.3. Los abusos sexuales: ¿quién los padece?, ¿sólo el protagonista?, ¿quiénes son los culpables de estos abusos?
9.4. La muerte: ¿en qué situaciones aparece?, ¿cómo se había enfrentado a ella el protagonista?
9.5. Los sentimientos: ¿cuáles predominan?, ¿se manifiestan abiertamente?

10. Personajes:

• El niño
• El cabrero
• El alguacil
• El tullido

¿Cómo se pueden agrupar los personajes? ¿Qué simboliza cada uno de ellos? ¿Son personajes redondos o planos?

11. Estilo:
• Lenguaje: sencillo o elaborado, figuras retóricas, etc.
• Formas de expresión: la narración, el diálogo, la descripción.
• Técnicas narrativas: el uso de la elipsis, la capacidad para sugerir, el saber anticipar los hechos antes de que sucedan, etc.

11. Próxima lectura.

Estética de la recepción

La del pasado miércoles fue una de las sesiones del club de lectura donde la interpretación de algunos aspectos del libro que comentamos, El mercader de Venecia, fue variando a lo largo de la conversación, con lo cual se puso de relieve la importancia del receptor en la obra literaria. Los asistentes (cuatro profesores jubilados, un padre, dos profesoras en activo, cuatro alumnas y un alumno) sentimos como nunca que estábamos colaborando en el acto creativo, de tal forma que completamos las elipsis y los huecos que el autor, William Shakespeare, probablemente, de forma consciente, no había querido llenar. Tuvimos conciencia de que un texto no acaba en sí mismo, sino que solo se constituye como tal mediante el acto de la recepción.

La presentación del autor corrió a cargo de Elena, alumna de Literatura Universal de 1º de Bachillerato, que había propuesto la obra. En la misma, recordó algunos datos biográficos de Shakespeare: su nacimiento en 1564, en Stratford-upon-Avon; su pertenencia a una familia acaudalada, que cayó en desgracia, quizá por una posible afinidad con la fe católica de los padres; sus escasos estudios reglados, lo cual ha dado pie a teorías, según las cuales habría sido un hombre de paja, tras el que se encontraba alguien deseoso de permanecer en el anonimato; y su muerte temprana, a la edad de cincuenta y dos años, en abril de 1616.

Centrándose en El mercader de Venecia, Elena hizo referencia: a las posibles fuentes en las que se inspiró Shakespeare (la Primera Historia del cuarto día de Giovanni Fiorentino, autor del Siglo XIV, el Zelauto de Anthony Munday, contemporáneo y amigo del autor, y las Gestas Romanorum); al genero literario en el que se encuadra la obra: la comedia, aunque rompe con la teoría aristotélica de las tres unidades, por ejemplo, desarrollando, la acción en dos lugares diferentes (Venecia y Belmonte); y a los temas trascendentes que aparecen como: el enfrentamiento entre la apariencia y la realidad, la amistad, la avaricia, el deseo de venganza, el antisemitismo, el matrimonio por interés, etc.

En el turno inicial de opiniones, se produjo un curioso contraste entre los alumnos, por una parte, y el resto de los asistentes, por otra.

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Los primeros valoraron positivamente El mercader de Venecia, sobre todo por la capacidad e Shakespeare para generar y mantener la intriga: al principio, en torno a la tristeza de Antonio, cuya causa se desconoce; después, con el problema de Ascanio, que está arruinado y carece de dinero para aspirar al matrimonio con Porcia; a continuación, con la prueba de los tres cofres; etc.

Los segundos, en cambio, coincidimos en que la obra no está a la altura de las grandes tragedias del autor inglés, como Romeo y Julieta, Hamlet o Ricardo III, entre otras razones, por el maniqueísmo en la caracterización de los personajes (los cristianos aparecen como buenos y compasivos, mientras que los judíos son malos y rencorosos), que seguro gustó a los espectadores de aquella época, porque el antisemitismo formaba parte de la tradición occidental.

Como prueba de este odio a los judíos, leímos estas palabras que dice Shylock sobre Antonio en el juicio, para justificar su deseo de venganza:

“Me ha arruinado. Por él he perdido medio millón: él se ha reído de mis ganancias y de mis perdidas: ha afrentado mi raza y linaje, ha dado calor a mis enemigos y ha desalentado a mis amigos. Y todo ¿por qué? Por que soy judío. ¿Y el judío no tiene ojos, no tiene manos ni órganos ni alma, ni sentidos ni pasiones? ¿No se alimenta de los mismos manjares, no recibe las mismas heridas, no padece las mismas enfermedades y se cura con iguales medicinas, no tiene calor en verano y frío en invierno, lo mismo que el cristiano? (…) Si le ofenden, ¿no trata de vengarse? (…)”

Por eso, Shylock nos pareceió un personaje humano, que sufre por las humillaciones de que es objeto y por la fuga de su hija con un cristiano.

Sobre Antonio, su verdadero oponente en la obra, nos preguntamos, al principio de la sesión, por qué se encuentra siempre triste, cuando es un mercader rico, que lo tiene todo en la vida.

Quizá porque está enamorado, le dice Solanio, intentando averiguar el motivo. “Calla, calla.”, le responde Antonio, con lo cual nos genera la duda, que Shakespeare no resuelve, de forma explícita, a lo largo de la obra, aunque analizando el comportamiento de Bassanio, que aspira casarse con Porcia por su dinero (“voy a decirte mi plan para librarme de deudas… Si yo tuviera medios para rivalizar con cualquiera de ellos –se refiere a los demás pretendientes- , tengo el presentimiento de que había de salir victorioso”), y que tiene una profunda amistad con Antonio, llegamos a aventurar la hipótesis de un posible amor homosexual entre ambos.

Avalaría esta hipótesis el hecho de que el propio Williams Shakespeare tenga poemas de amor dirigidos a hombres, como el soneto XX:

“Pintado por Natura el rostro tienes
de mujer, dueño y dueña de mi amor;
y de mujer el corazón sensible
mas no mudable como el femenino;

tus ojos brillan más, son más leales
y doran los objetos que contemplas;
de hombre es tu hechura, y tu dominio roba
miradas de hombres y almas de mujeres.

Primero te creó mujer Natura
y, desvariando mientras te esculpía,
de ti me separó, decepcionándome,
agregándote lo que no me sirve.

Si es tu fin el placer de las mujeres,
mío sea tu amor, suyo tu goce.”

Los dos personajes femeninos, a pesar de la discriminación de la mujer que existía en la época (finales del siglo XVI), y que podemos apreciar en la obra, demuestran independencia y sentido de la libertad: Porcia orienta a Bassanio en su elección del cofre que le permitirá casarse con él y toma la decisión de disfrazarse del abogado Baltasar en el juicio para salvar, mediantes hábiles argumentos, a Antonio y condenar a Shylock; y la hija de éste, Jessica, huye de su casa para mantener su relación con Lorenzo, de quien está enamorada.

Sobre los temas que aparecen, además de los ya mencionados, hablamos de los siguientes:

• La usura confiere actualidad a El mercader Venecia, pues el préstamo con interés, con frecuencia abusivo, es una de las bases de nuestro sistema capitalista.

Recordamos, no obstante, que, a lo largo de la historia, la usura ha sido condenada, tanto por el mundo pagano (Platón la consideraba enemiga del orden social, para Aristóteles era antinatural, la república romana la tenía prohibida; etc.), como por las religiones, que la rechazaban, porque en su origen se preocupaban por los más desfavorecidos y entendían que iba en contra de la justicia social y la distribución de la riqueza.

• El amor se muestra como esclavitud, como posesión por parte del hombre (“Bassanio, tal como decís, vuestra soy”, le dice Porcia), aunque hay dudas de que este matrimonio fuera por amor y no por interés, tal y como comentábamos.

• El cumplimiento de la ley, que exige Shylock, cuando pide la libra de carne de Antonio, según el contrato que ambos habían firmado, nos pareció algo a lo que tiene derecho, aunque quizá no sea justo éticamente, porque supone hacer daño a una persona.

• La esclavitud aparece de forma indirecta, cuando Shylock, durante el juicio, alude a ella entre los cristianos:

“Tantos esclavos que pueden serviros como mulos, perros, o asnos en los oficios más viles y groseros. Vuestros son; vuestro dinero os ha costado. Si yo os dijera: dejadlos en libertad, casadlos con vuestras hijas, no les hagáis sudar bajo la carga, dadles camas tan nuevas como las vuestras y tan delicados manjares como los que vosotros coméis, ¿no me responderíais: son nuestros? Pues lo mismo respondo yo. Esa libra de carne que pido es mía, y buen dinero me ha costado.”

• Y el enfrentamiento entre la apariencia y la realidad, que es una de las claves de El mercader Venecia, porque Bassanio aparenta ante Porcia ser rico, aunque en realidad ha dilapidado su fortuna; el cofre que contiene el retrato de esta es de bronce, es decir, el que tiene menos valor; la propia Porcia finge en el juicio ser un abogado; y además nos queda la duda de una posible relación homosexual oculta entre Antonio y Bassanio.

En suma, fue una sesión muy fructífera la del pasado miércoles, en la que fuimos resolviendo dudas, desvelando posibles verdades y enriqueciéndonos todos, durante la animada conversación.

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Para la próxima sesión, que será el 22 de febrero, miércoles, a las 17:30, hubo dos propuestas, de las que elegiremos una los integrantes del club de lectura:

Utopía de Tomás Moro.
• E Intemperie de Jesús Carrasco.

Guión para El mercader de Venecia

Guión para la sesión del club de lectura del IES Gran Capitán
(11 de enero de 2017, miércoles, a las 17:30, en la Biblioteca)

1. Presentación del autor en su época.
2. Opinión breve sobre la obra.
3. Género literario al que pertenece.
4. El título: ¿lo consideras acertado?, ¿se te ocurre otro mejor?
5. Estructura:

5.1. Externa
5.2. Interna

6. Espacio.
7. La intriga: ¿cómo consigue mantener nuestra atención Shakespeare?, ¿qué intrigas va generando?
8. Temas:

8.1. Enfrentamiento entre la apariencia y la realidad.
8.2. La discriminación de los judíos: ¿cómo se manifiesta?, ¿es característica de la época en la que se desarrolla la obra?
8.3. El préstamo con interés: ¿nos parece ético, es decir, se ajusta al buen comportamiento humano o es algo reprobable?
8.4. La amistad.
8.5. El amor: ¿qué tipo de amor aparece en la obra?
8.6. El odio y el deseo de venganza: ¿tienen justificación?
8.7. Los roles del hombre y de la mujer: ¿quiénes los representan?, ¿responden a estereotipos?
8.8. El cumplimiento de la ley: ¿tiene límites?, ¿hay que cumplirla en cualquier circunstancia?
8.9. El poder seductor de la música.

9. Personajes:

9.1. Shylock
9.2. Antonio
9.3. Bassanio
9.4. Porcia
9.5. Jessica
9.6. Graciano
9.7. El Dux

¿Qué rasgos les caracterizan y qué relaciones se establecen entre ellos? ¿Los personajes responden a estereotipos? ¿Se puede hablar de un planteamiento maniqueo?

10. Estilo.
11. Próxima lectura.

La humanización de la tragedia

La sesión del miércoles, 23 de noviembre, fue especial para el club de lectura, porque contamos con la presencia de los alumnos y alumnas de Literatura Universal de 1º de Bachillerato, a los que da clase nuestra compañera Carmen. La verdad es que últimamente los echábamos de menos; echábamos de menos sus puntos de vista, siempre sinceros y espontáneos; su actitud receptiva ante los misterios del hecho literario; y sobre todo su curiosidad.

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Precisamente esta palabra, curiosidad, según Miguel, que presentó al autor, es la que guía a Edipo en su proceso de búsqueda de la verdad, que puede salvar al pueblo tebano de la peste.

Recordó que Sófocles fue un poeta clásico griego, que vivió casi todo el Siglo V, antes de Cristo, pues llegó hasta los 91 años. En este periodo, Atenas alcanza la edad de oro, bajo la dirección de Pericles, hombre honesto, virtuoso y culto, como pocos, que promocionó las artes y la literatura. Las máximas figuras del teatro fueron Sófocles y Eurípides. El primero, autor de Edipo rey, obra de la que hablamos ayer, venció 24 veces en los certámenes trágicos y nunca quedó en tercer lugar. A él se debe la humanización de la tragedia, pues trata a los personajes que se mueven en escena como hombres y mujeres, no como semidioses.

Finalmente, en la presentación, explicó el significado de la palabra tragedia, género literario al que pertenece la obra. Se distinguen en ella la raíz de «macho cabrío» (τράγος / trágos) y cantar (ῳδία / odía), sería por lo tanto «el canto del macho cabrío», probablemente en referencia al sacrificio de este animal sagrado al dios Dionisio. Las representaciones teatrales en Grecia se realizaban en las fiestas dionisíacas, y servían de caja de resonancia para las ideas y los problemas del pueblo, que asistía masivamente a ellas. Se desarrollaba un torneo trágico, con la participación de tres autores previamente seleccionados y, al final, se entregaban tres premios: al mejor actor, al mejor coro y al mejor autor. Las representaciones permanecieron mientras hubo democracia en Grecia.

En el turno de opiniones sobre la obra, elogiamos su estructura in media res (en mitad de la historia), que le permite a Sófocles generar la intriga desde el principio, pues hace que nos preguntemos por el pasado del protagonista y que le acompañemos a éste en su búsqueda.

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Igualmente, coincidimos en la vigencia de Edipo rey y del resto de los mitos griegos, ya que nos basta abrir el periódico para encontrar casos de crímenes pasionales, parricidios y venganzas. Además, en palabras de Enrique, que no pudo asistir a la reunión, pero que nos envió su opinión por escrito: “sobre esta obra no ha pasado el tiempo y sus móviles e ideas son de aplicación actual, que no es poco”.

Con respecto a los temas que plantea Sófocles, hablamos de los siguientes:

• La fuerza del destino

A Layo el oráculo le anuncia que su hijo le asesinará; pero, cuando actúa para evitar el cumplimiento del presagio, abandonándolo en el campo, lo que hace es contribuir a ello. Y también a Edipo le augura que matará a su padre y se casará con su propia madre; pero, de nuevo, cuando trata de evitarlo huyendo de Corinto, no hará sino contribuir a que se cumpla lo dicho por el oráculo.

Por eso, llegamos a la conclusión de que el destino trágico de estos dos personajes, como el de cualquier persona, lo van fraguando ellos mismos con sus decisiones, ejerciendo su libertad individual.

• El poder de los dioses:

No obstante, en la época en la que se sitúa la acción, se creía en el poder de los dioses, que de hecho influyen decisivamente en los acontecimientos que suceden. Por ejemplo, el dios Apolo es el que propone la solución para acabar con la enfermedad de la peste en la ciudad de Tebas y el que incita a Edipo, primero, a encontrar la verdad y, después, una vez que la descubre éste, a cegarse.

• El incesto:

El rey tiene relaciones con su propia madre, aunque sin ser consciente de ello, y, cuando se entera, se siente terriblemente desdichado, porque no está bien visto por la sociedad.

Hablamos sobre el rechazo social del incesto, y entre sus causas se apuntaron las siguientes: favorece la continuidad de enfermedades genéticas; elimina la posibilidad de ampliar las redes sociales; propicia enfrentamientos entre varones, que pertenecen al mismo grupo familiar; etc.

• La cólera:

Estuvimos de acuerdo en que es un rasgo fundamental del carácter de Edipo, que le lleva a perder el control de sí mismo; pero la cólera (μηνις) para los griegos es fuente de valor y, por consiguiente, su comportamiento, cuando mata a Layo, es el propio de una persona noble a la que se la intenta apartar del camino.

Hoy día, no tendría la misma consideración o, en todo caso, perder el control de uno mismo incitado por la ira, podría actuar como eximente en un juicio.

• El dolor y el sentimiento de culpa:

Se apodera de Edipo, cuando conoce la verdad, porque, por un lado, se trata de dos acciones (el parricidio y el incesto) especialmente reprobables, y por otro lado, porque él mismo había pedido que el responsable de las mimas “consuma su miserable vida de mala manera” y que, si está en su palacio, el propio rey la padezca.

• El suicidio:

No preguntamos por qué Yocasta no se suicida, cuando conoce la verdad sobre el rey Edipo, sino cuando éste se empeña en averiguarla. Nuestra respuesta fue que ella sola podía haberla soportado; pero no cuando el parricidio y el incesto fueran conocidos por su hijo y el resto de los habitantes de Tebas.

• La discriminación de la mujer

El papel sumiso de la mujer es una característica de aquella época y en la obra se aprecia, en los últimas palabras de Edipo, cuando éste le pide a Creonte que cuide de sus hijas, porque su único destino como mujeres hubiera sido el matrimonio, que ya no podrán materializar, una vez que se sabe la verdad.

En cuanto a los personajes, entendimos que Edipo se erige como protagonista absoluto, eclipsando a todos los demás, como sugiere el propio título de la tragedia. Es un rey bueno y honrado, defensor de la justicia y preocupado por las desgracias de su pueblo; pero también colérico y arrogante, por ejemplo, cuando mata a Layo, o cuando se enfrenta a Tiresías por decirle la verdad y acusa injustamente a Creonte. Estos excesos le llevan a un final trágico.

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No obstante, se muestra responsable, al asumir las consecuencias de sus actos. Edipo se ciega para expiar su culpa, mediante el sufrimiento. Pero también se puede interpretar que esta autolesión se la hace, para emular a Tiresias, pues, cuando tenía ojos, no podía ver, y cuando creía saber, no sabía.

Yocasta, madre y esposa de Edipo, es incrédula y osada con respecto a los dioses, pues se atreve a retarles tratando de que no se cumpla el oráculo; pero también débil, al quitarse la vida por no asumir el incesto con su hijo.

Sus palabras, dirigidas a Edipo, cuando éste sospecha que está casado con su propia madre, dieron pie al llamado complejo de Edipo, acuñado por Freud: “Tú no sientas temor ante el matrimonio con tu madre, pues muchos son los mortales que antes se unieron a su madre en sueños”.

Creonte, hermano de Yocasta, es buen orador, razonable, sensato y fiel a Edipo, a pesar de que éste le acusa injustamente de tramar contra él. Al final, además, se muestra compasivo.

El coro es un personaje colectivo que representa al pueblo tebano y que comenta y juzga lo que sucede en escena. Busca siempre la conciliación, por ejemplo, cuando Edipo se enfrenta a Creonte, y su principal preocupación es salvar a la ciudad.

Finalmente, coincidimos en que la posible intencionalidad de Sócrates, al escribir esta obra, es doble: que nadie puede escapar a su destino y que la vida de ninguna persona se puede considerar completamente feliz, hasta que llegue la hora de su muerte sin haber sufrido.

Próxima lectura, a propuesta de una de las alumnas de Literatura Universal: El mercader de Venecia de Shakespeare. Hablaremos de esta obra de teatro el 11 de enero, miércoles, a las 17:30 horas.

¡Felices fiestas a todos y a todas!

Edipo rey

GUIÓN PARA LA SESIÓN DEL CLUB DE LECTURA
(Miércoles, 23 de noviembre, a las 18 horas, en la biblioteca)

1. Presentación del autor en la época
2. Opinión breve sobre la obra
3. Género al que pertenece
4. Lugar
5. Tiempo:

5.1. Externo: ¿a qué época nos remite la acción?
5.2. Interno: ¿cuánto dura en su desarrollo interno?

6. Estructura:

6.1. Externa: ¿cómo se estructura formalmente Edipo Rey?
6.2. Interna: ¿cómo interpretamos el final?, ¿por qué Edipo se ciega y no se quita la vida como Yocasta?

7. La intriga: ¿cómo la genera Sóflocles?

8. Temas:

• La fuerza del destino
• La libertad individual
• La búsqueda de la verdad
• El poder de los dioses
• El incesto
• El parricidio
• La cólera
• El sentimiento de culpa
• El dolor
• El suicidio
• La discriminación de la mujer

9. Personajes: ¿cómo están descritos?, ¿cuáles son sus rasgos principales?

• El rey Edipo
• El sacerdote
• El coro
• Creonte
• Tiresías
• Yocasta

10. Intencionalidad
11. El complejo de Edipo
12. Frases para la reflexión:

• El que no tiene temor ante los hechos tampoco tiene miedo a la palabra. (Edipo)
• Que un hombre preste servicio con los medios de que dispone y es capaz, es la más bella de las tareas (Edipo)
• ¡Qué terrible es tener clarividencia cuando no aprovecha al hombre que la tiene! (Tiresias)
• Sólo el tiempo muestra al hombre justo, mientras que podrías conocer al perverso en un solo día. (Creonte)

13. Estilo
14. Próxima lectura.

La razón frente a la fe

En la sesión del club de lectura del pasado lunes, coincidimos en que el tema central de la novela La ley del menor es la oposición entre la fe y la racionalidad, que le resulta fascinante al propio Ian McEwan: “Me fascina cuando se produce ese choque entre la fe, sincera y devota, y la ley”.

Miguel, que había propuesto esta novela, fue el encargado de presentar al autor, que nació en 1948 en el Reino Unido, aunque vivió en diferentes lugares del mundo, a causa de la profesión de su padre. Es referencia de la ficción contemporánea, junto con otros escritores, como: Julian Barnes, William Boyd y Salman Rushdie. Fue amigo también de Christopher Hitchens, estudioso, como él, de los males de la religión. Precisamente, el citado Salman Rushdie fue víctima del fundamentalismo islámico y parece ser que La ley del menor la escribió McEwan bajo la influencia de este hecho.

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Hay una frase de Hitchens, que define muy bien el lugar que ocupa el trabajo como escritor en su vida y la importancia que concede a la amistad: “La felicidad es escribir a solas todo el día, sabiendo que disfrutarás de una interesante compañía al caer la noche”. En efecto, para él es una maravillosa combinación la de estar completamente absorbido por el trabajo y, cuando llegan las siete o las ocho de la tarde, beber una copa de vino con los amigos.

Entre sus obras, se encuentran: Primer amor, últimos ritos, Jardín del cemento, El placer del viajero, Amor perdurable, Expiación y Operación dulce.

En el turno de opiniones sobre la novela, algunos de los asistentes manifestamos nuestra admiración hacia Fiona, la protagonista, con la que nos podríamos identificar, por la entrega absoluta a su trabajo como jueza; por su situación anímica, a causa de la delicada situación por la que atraviesa su matrimonio; y por el cambio que experimenta, a raíz de conocer a Adam, un joven testigo de Jehová, que necesita transfusiones de sangre para sobrevivir, aunque sus padres y él mismo se niegan a ello por razones religiosas.

Sin duda se trata de un personaje creíble y muy bien construido, que evoluciona, desde la buena reputación profesional y la contención propia de una mujer casada, hasta la espontaneidad, la naturalidad, el descubrimiento de la pasión y las dudas en su trabajo como jueza.

No obstante, hubo diferencias al interpretar lo que supone para Fiona su relación con Adam: para unos el joven le hace recuperar la pasión, un sentimiento que ya estaba relegado en su vida, si alguna vez lo experimentó; y para otros, en cambio, la relación no va mucho más allá de lo profesional y el beso que se atreve a darle no es más que una reacción espontánea, sin mayor trascendencia, salvo la transgresión de su ética profesional.

En cualquier caso, coincidimos en que, en el conflicto entre la razón y la fe, la primera es representada por Fiona y la segunda por Adam.

Para este personaje, la entrevista con la jueza, en el hospital, sí supone una puerta abierta en el cerrado mundo de los testigos de Jehová: “Su visita fue una de las mejores cosas que me han sucedido en la vida –dijo, y después, rápidamente-: la religión de mis padres era un veneno y usted fue el antídoto.”

Pero necesitaba algo más y ella no le ofreció nada, en lugar de la religión, ninguna protección, ninguna alternativa: “Él fue a buscarla, quería lo mismo que quiere todo el mundo y que sólo podían darle los librepensadores, no los seres sobrenaturales. Un sentido.”

Por eso, cuando recae de la enfermedad de la leudemia, para la que necesita transfusiones sanguíneas, como ya es mayor de edad y puede hacerlo, rechaza este tratamiento, y se deja morir.

Entre los temas que plantea McEwan, nos referimos a la religión o, mejor dicho, al radicalismo religioso, que se aprecia no sólo en el caso de Adam, sino también en el de los siameses, cuya sentencia salomónica le ocasiona a la jueza “viperinos comentarios de los devotos”, y en el de la pareja de judíos ortodoxos, que se disputan la custodia de sus hijas: la madre, para educarlas en una escuela mixta, donde se practica la tolerancia y el respeto a la independencia de la persona; y el padre, que desea hacerlo, según los principios más estrictos y represivos de su religión: “Los niños y las niñas “jaredíes” se educaban por separado para preservar su pureza. Tenían prohibida la ropa de moda, la televisión e Internet, así como relacionarse con niños a los que se les permitían estas distracciones. Les vetaban los hogares donde no se observaban las estrictas normas “kosher”…”

También comentamos las relaciones entre la vida profesional y la vida familiar, preguntándonos hasta qué punto se puede pasar la delgada línea roja que separa una de otra, como lo hizo Fiona, al descubrirle a Adam la pasión por la vida, y en qué medida podemos entregarnos a nuestro trabajo, sin que esta entrega vaya en detrimento de nuestra vida familiar.

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E igualmente hablamos del matrimonio, como unión que se desgasta con el paso de los años. En este sentido, nos interrogamos por el futuro de la relación entre Fiona y Jack, que, a tenor del final de la novela, parece estar en proceso de renovarse: “Estaban cara a cara en la media luz. Y mientras la gran ciudad lavada por la lluvia, fuera del dormitorio, implantaba su más tenues ritmos nocturnos, y su matrimonio se renovaba a trompicones, ella le habló en voz baja y firme de su vergüenza, de la pasión por la vida de aquel dulce chico y del papel que ella había desempeñado en la muerte de Adam.”

Finalmente, escuchamos, a iniciativa de Benito, la canción “Down By the Salley Gardens (Allá en los jardines de Salley), con texto de William Yeats, que se repite, en distintos momentos, especialmente emotivos, de la novela, y al escucharla, nos imaginamos a Fiona y Adam en el hospital (cuando la primera fue a escuchar personalmente al segundo, con el fin de comprobar si comprendía la delicada situación en la que se encontraba), interpretándola:

“Allá en los jardines de Salley mi amor y yo nos encontramos.
Pasó por los jardines de Salley con pies pequeños, blancos como nieve.
Me dijo que me tomase el amor con naturalidad, como las hojas que crecen en el árbol.
Pero yo, siendo joven y tonto, no estuve de acuerdo con ella.

En un prado junto al río mi amor y yo nos encontrábamos.
Y en mi hombro inclinado ella apoyó su mano, blanca como nieve.
Me dijo que me tomase la vida con naturalidad, como la yerba crece en las presas.
Pero yo era joven y tonto, y ahora estoy lleno de lágrimas.”

Próxima lectura, a propuesta de Carmen: “Edipo Rey” de Sófocles. Hablaremos de esta tragedia griega, el 23 de noviembre, miércoles, las 18 horas, en la biblioteca.

 

La ley del menor

GUIÓN PARA LA SESIÓN DEL CLUB DE LECTURA
(Lunes, 7 de noviembre, a las 18 horas, en la Biblioteca)

1. Presentación del autor.
2. Opinión breve sobre la obra.
3. Título: ¿Por qué? ¿Lo consideramos adecuado?
4. Género literario.
5. Punto de vista narrativo.
6. Estructura.

6.1. Externa.
6.2. Interna.

7. Espacio
8. Temas:

8.1. La razón frente a la fe.
8.2. La religión:

• El radicalismo religioso
• La necesidad de la religión para vivir

8.3. El matrimonio:

• El desgaste con el paso del tiempo.
• La fidelidad matrimonial
• El divorcio y las consecuencias

8.4. La vida personal y la vida profesional:

• Conciliación de ambas.
• Incompatibilidades.

8.5. El derecho a morir:

• El suicidio: ¿por qué se suicida Adam?, ¿quién es culpable?
• La eutanasia o muerte digna.

8.6. La administración de justicia:

• La responsabilidad de los jueces.
• Trascendencia social
• Sus dudas al dictar sentencia.

8.7. La doctrina de la necesidad.
8.8. La música: como terapia y como divertimento.

9. Personajes:

• Fiona
• Jack
• Adam

10. Frases para la reflexión:

• Ser objeto de la compasión general era también una forma de muerte social.
• A mi juicio, su vida es más preciosa que su dignidad.
• Sin la fe, qué abierto y hermoso y aterrador debió de parecerle el mundo.

11. Próxima lectura.

El sentido del humor de Cervantes

Sin duda este fue el aspecto más valorado en la sesión del pasado miércoles, que dedicamos a dos de las novelas ejemplares de Cervantes: La gitanilla y Rinconete y Cortadillo. Un sentido del humor que utiliza, entre otras razones, para burlar la censura de aquella época, que emanaba del Tribunal de la Inquisición, y que le hace presentar, por ejemplo, a un grupo de delincuentes como una cofradía religiosa, de tal forma que cada uno de ellos está convencido, a pesar de sus fechorías, de ir al cielo, por el hecho de asistir a misa todos los días y cumplir con el resto de obligaciones religiosas. En el fondo Cervantes, está criticando, de forma sutil y disimulada, la hipocresía de la iglesia.

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Como siempre, fue María la encargada de presentar al autor, cuya vida se caracterizó por los numerosos viajes que llevó a cabo y por las dificultades para vivir que siempre le acompañaron. Así, por ejemplo, se refirió a la batalla de Lepanto, donde Cervantes pierde la movilidad de la mano izquierda, a causa de un disparo; a los cinco años de cautiverio en Argel, que son los más penosos de su vida; y a las diferentes ocasiones en que es encarcelado, bajo la acusación de malversación de fondos públicos. No obstante, comentamos que fue un hombre honesto, aunque quizá poco hábil en asuntos de finanzas y víctima a veces de las malas artes de terceros.

En cuanto a su producción literaria, Cervantes se afanó en ser poeta, pero, según sus propias palabras, “fue una gracia que no quiso darle el cielo”, e intentó vivir del teatro, aunque no lo consiguió, porque los directores no compraban sus comedias, a diferencia de lo que sucedía con Lope de Vega. Donde verdaderamente triunfó fue en la narrativa, tanto que se le considera el creador de la novela moderna. Él mismo fue consciente de estar escribiendo en este género literario por primera en lengua castellana.

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Murió el mismo día que Shakespeare, el 23 de abril de 1616, aunque quizá no sea del todo exacto, porque los calendarios que regían en España e Inglaterra eran distintos. En cualquier caso, la “coincidencia” ha hecho que se celebre el Día Internacional del Libro en esta fecha.

En el turno de opiniones sobre las dos novelas, Inés se refirió a la actualidad de Rinconete y Cortadillo, sobre todo por el tema de la corrupción. También elogió la lucidez del primero de estos dos personajes, cuando al final de la novela critica la situación de la justicia en España: “cuán descuidada justicia había en aquella tan famosa ciudad de Sevilla, pues casi al descubierto vivía en ella gente tan perniciosa y tan contraria a la misma naturaleza”.

A Carmen la relectura de La gitanilla le había defraudado, porque, en su opinión, ha soportado peor el paso del tiempo que Rinconete y Cortadillo, la cual le había gustado por la capacidad de Cervantes para describir la sociedad de la época. En esta misma opinión abundó Clara, quien reconoció que la segunda de las novelas le había resultado difícil de leer, sobre todo por el lenguaje de germanía. También Víctor aludió a esta dificultad, aunque destacó la actualidad de lo que se cuenta.

En cambio, a Lola P. Ebrero le había parecido más amena La gitanilla, aunque su contenido, a diferencia del de Rinconete y Cortadillo, lo considera deplorable.

Miguel se había sentido atraído por el lenguaje en que están escritas, desde el propio término “germanía”, como jerga de ladrones y delincuentes, hasta otros como: “murcio”, que significa “ratero” y que está relacionado con murciélago. Contó que había hecho un inventario de todos los términos, que reflejan una forma determinada de vivir.

Benito, al leer estas novelas, ve a Cervantes en las mismas, porque lo que cuenta lo ha vivido personalmente, en especial Rinconete y Cortadillo, que le parece un estudio antropológico de la sociedad sevillana de principios del siglo XVII.

Lola Cortés reconoció que no había disfrutado leyéndolas. La gitanilla le parece una novela más compleja, con introducción, nudo y desenlace, mientras que en Rinconete y Cortadillo echa en falta un desarrollo mayor de la historia.

Nos preguntamos ¿por qué las llama Cervantes novelas ejemplares?

Por uno lado, como el propio adjetivo indica, pretende ofrecernos ejemplos de lo que debemos y de lo que no debemos hacer. Es decir, de cada una de ellas se puede extraer una enseñanza provechosa para los lectores. Esto es lo que el autor declara en el prólogo, porque es lo que corresponde en una época de gran control ideológico y religioso.

La Gitanilla, por ejemplo, nos ofrece un ejemplo de mujer libre e independiente; aunque al mismo tiempo casta, honesta y sometida a la voluntad de sus padres. Rinconete y Cortadillo, por su parte, representan un modelo de amistad.

Pero también estas novelas se escriben con la finalidad entretener: “Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos, donde cada uno pueda llegar a entretenerse, sin daño de barras”.

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Hablamos de los personajes y valoramos el respeto con el que Cervantes se acerca a los mismos, con independencia de su condición social. Ya lo había hecho en la primera parte del Quijote, con Sancho Panza, el cual rivaliza en ingenio y sabiduría con don Quijote. Y ahora lo vuelve a hacer, por ejemplo, con Rinconete y Cortadillo, los cuales, a pesar de su marginación y aspecto desastrado, demuestran, desde el principio, educación y saber estar:

“-¿De qué tierra es vuesa merced, señor gentilhombre, y para adónde bueno camina?

-Mi tierra, señor caballero –respondió el preguntado-, no la sé, ni para dónde camino, tampoco.”

Entre los temas que aparecen en las dos novelas, comentamos:

• La corrupción, que desgraciadamente sigue teniendo actualidad:

La vieja gitana, a pesar de haber cometido delitos, se libró de ser azotada, en tres ocasiones, después de sobornar al juez, mediante regalos o dinero.

El alcalde, tío del que mató Andrés, perdona a éste a cambio de 2000 ducados.

• Los gitanos:

Una etnia libre, que vive al margen de las leyes oficiales, pero al mismo tiempo marginada. Así, lo lamenta el gitano viejo: “Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes…”

• El clasismo

Lo reconocimos especialmente en La gitanilla: “Merecía ser hija de un gran señor” dice de Preciosa alguien que la escucha cantar. Además, su matrimonio con Andrés sólo es posible cuando se descubre que ella en realidad es noble como él.

• El machismo y la discriminación de la mujer:

La Gananciosa justifica los malos tratos que ha sufrido su hermana Cariharta a manos de su marido de la siguiente forma:

“Porque quiero que sepas, si no lo sabes, que a lo que se quiere bien, se castiga; y cuando estos bellacones nos dan, y azotan y acocean, entonces nos adoran…”

“Y tu verás, hermana, si no viene a buscarte antes que de aquí nos vamos, y a pedirte perdón de todo lo pasado, rindiéndosete como un cordero…”

Finalmente, elogiamos el estilo de Cervantes, en concreto, su habilidad para construir diálogos, que demuestra, por ejemplo, en el inicio de Rinconete y Cortadillo; y el arte de la descripción que se aprecia, en la que hace del jefe del hampa sevillana:

“Llegóse en esto la sazón y punto en que bajó el señor Monipodio, tan esperado como bien visto de toda aquella virtuosa compañía. Parecía de edad de cuarenta y cinco a cuarenta y seis años, alto de cuerpo, moreno de rostro, cejijunto, barbinegro y muy espeso; los ojos, hundidos. Venía en camisa, y por la abertura de delante descubría un bosque: tanto era el vello que tenía en el pecho. Traía cubierta una capa de bayeta casi hasta los pies, en los cuales traía unos zapatos enchancletados, cubríanle las piernas unos zaragüelles de lienzo, anchos y largos hasta los tobillos; el sombrero era de los de la hampa, campanudo de copa y tendido de falda; atravesábale un tahalí por espalda y pechos a do colgaba una espada ancha y corta, a modo de las del perrillo; las manos eran cortas, pelosas, y los dedos gordos, y las uñas hembras y remachadas; las piernas no se le parecían, pero los pies eran descomunales de anchos y juanetudos. En efeto, él representaba el más rústico y disforme bárbaro del mundo.”

Próxima lectura, a propuesta de Miguel: La ley del menor de Iam McEwan. Hablaremos de este libro el 26 de octubre, miércoles, a las 18 horas, en la biblioteca.