El martes por la tarde nos reunimos para hablar de la novela Liquidación final de Petros Márkaris, autor del que ya leímos el curso pasado el libro de cuentos Blakan Blues, que tanto gustó a todos. También esta novela, que forma parte de una trilogía dedicada a la crisis griega, ha sido del agrado de las once personas que participamos en la sesión del club de lectura: tres miembros del alumnado (Laura, Antonio y Esther), cinco del profesorado (Lola, María, Miguel, Carmen y Matías) y tres del sector de los padres y madres (Puri, Toñi y Victoriano).
En la presentación del autor, María, profesora de Filosofía, aclaró que había puesto esta lectura en 1º de Bachillerato, porque la acción de la misma se desarrolla en Grecia, país donde nació esta ciencia, y por las referencias a Sócrates, que fue una de los primeros filósofos.
De Márkaris destacó los siguientes datos biográficos y literarios: se ha especializado en la cultura alemana y ha traducido a autores de esta nacionalidad, como: Goethe, Brecht y Schnitzler; al ser miembro de la minoría armenia, durante muchos años no tuvo ninguna ciudadanía, hasta el restablecimiento de la democracia en 1974 en que obtuvo la griega; y ha escrito otras obras de teatro, guiones cinematográficos y novelas policiacas, protagonizadas por el comisario Jaritos, que han sido traducidas a numerosos idiomas. Finalmente, leyó las palabras en las que Márkaris explica cómo llegó a convertir en protagonista de sus obras a este personaje: «Como fui por largo tiempo un activista de izquierda, no tenía ninguna simpatía por los policías. En Grecia, habían sido sinónimo de fascistas… Pero de pronto, por primera vez, caí en la cuenta de que esos pobres policías son pequeños burgueses, que tienen los mismos sueños de que sus hijos puedan estudiar para convertirse en doctores o abogados. Así se comenzó a desarrollar esta construcción: un crimen y una historia familiar contadas paralelamente».
En el turno de opiniones, hubo coincidencia en considerar Liquidación final como un novela de fácil lectura que consigue enganchar al lector, sobre todo a partir del momento en que se comete el primer crimen. No obstante, se pusieron algunas objeciones: para los alumnos el desenlace no es creíble, porque la psicóloga que da las claves para resolver el caso, es un personaje un tanto artificial del que no sabemos nada hasta ese momento; y para las madres las referencias a las calles y avenidas de Atenas resultan excesivas y tediosas de leer. Miguel, que asistió por primera vez al club de lectura, explicó que la psicóloga es como el “deus ex machina” de la tragedia griega, que aparece en un momento determinado para resolver el conflicto; y que la insistencia en citar las calles de la capital griega obedece al protagonismo de esta y sus habitantes afectados por la crisis. Añadió que quizá Márkaris, al que había escuchado en una conferencia explicar cómo escribía sus novelas policiacas, en esta desvía la atención hacia Merenditis, responsable del Cerámico, donde se halla la primera víctima, cuando en realidad el asesino es Nasiotis, que graba los vídeos del recinto arqueológico. Carmen comentó que, a diferencia de Balkan Blues, la novela protagonizada por Jaritos aportaba poco desde el punto de vista literario, aunque era idónea para iniciar en la lectura a los alumnos, por su sencillez, y les permitía, además, conocer la situación de un país en crisis, como Grecia.
Laura y Antonio valoraron positivamente el punto de vista del narrador protagonista, porque hacía más creíbles los hechos que cuenta, al haber sido vividos por él, tanto los referidos a la investigación policial, como a los de su propia vida personal.
Estos últimos, con el problema de Katerina, que decide irse a trabajar a un país africano, se resuelven gracias a la intervención de Zisis, un viejo militante comunista que le viene a decir que su lugar está en Grecia. Victoriano apuntó, en este sentido, que las resistencias del comisario y su mujer a que la hija de ambos vaya a trabajar a África, probablemente no se habrían dado, si el país de destino hubiese sido Estados Unidos.
Analizando a Jaritos, mencionamos que sus consultas al diccionario le ayudaban tanto a resolver los problemas que se le presentaban en la investigación policial, como los que surgían en su familia. También se mencionó su inteligencia y su sentido del humor , éste último característico de los ciudadanos del sur de Europa.
María les propuso a los alumnos que eligieran cada uno de ellos el personaje que más les había gustado: Antonio optó por Nisis, porque logra convencer a Katerina de que se quede viviendo en Grecia; Esther eligió a Kula, la ayudante de Jaritos, que siempre acaba descubriendo en Internet alguna pista para avanzar en la investigación; y Laura se quedó con Katerina, porque le recordaba a ella misma con sus dudas y, al mismo tiempo, su seguridad para tomar decisiones.
Sobre la situación de crisis por la que atraviesa Grecia, que se refleja en la novela, comentamos las similitudes con España: el suicidio de las cuatro mujeres jubiladas, a causa de la desesperación, es similar a otros que se han producido en nuestro país; las protestas en las calles de Atenas contra las medidas restrictivas del gobierno también han tenido lugar aquí; los empresarios corruptos y defraudadores de Hacienda, que ubican sus empresas fuera de Grecia y hacen transferencias inferiores a 10.000 euros para blanquear dinero, igualmente los encontramos en España; el periodismo que busca, por encima de la información objetiva, impresionar al lector se da en todos los países, incluido el nuestro; la hipocresía de empresarios, como Langusis, que afirman pagar sus impuestos para salvar a Grecia, podemos reconocerla en las actitudes populistas de constructores metidos a políticos, como Sandokán; etc.
También se pueden establecer paralelismos entre Grecia y España en la convicción de que estamos perdiendo, porque carecen de trabajo, una generación de jóvenes, probablemente la mejor preparada que hayamos tenido nunca, y en los comentarios despectivos, algunos no carentes de humor, sobre los funcionarios:
- “En el sector público del país los buenos hacen siempre el primo”.
- “Somos la televisión nacional, señor director. Si algo nos sobra, son los ociosos”.
- “Al final me convencerá de que la única manera de conseguir un ascenso en la administración griega es no hace nada”.
- “Si cada griego que ha topado con la burocracia se hubiera puesto a matar, ya habríamos perdido la mitad de la población griega”.
Llegamos a la conclusión de que Liquidación final es una novela, como dijo Carmen, idónea, por su sencillez, por su trama policiaca y por su trascendencia social, para atraer a los alumnos al club de lectura, aunque a los lectores más avezados nos haya resultado de una calidad literaria discutible.
Próxima lectura, a propuesta de Puri, El lector de Julio Verne de Almudena Grandes. Compraremos algún ejemplar impreso para la biblioteca, aunque también se puede leer en Internet.
Hablaremos de esta novela el martes, 10 de diciembre, a las 18 h.