Sobre Pedro y el capitán

Sólo un grupo de profesores nos reunimos el pasado 5 de marzo, para hablar de Pedro y el capitán, obra de Mario Benedetti que habíamos tenido la oportunidad de ver representada, durante la las IV Jornadas de Teatro y Gastronomía, celebradas en nuestro centro. Diferentes circunstancias, relacionadas sobre todo con la preparación de exámenes, impidieron a alumnos que habían leído la obra participar en la sesión.

Pedro y el capitán, que inicialmente se pensó como una novela, es una obra representativa de un escritor comprometido con los más necesitados y defensor de los humanos, pues en ella se aborda el tema de la tortura. En concreto, es una larga conversación entre un torturador y un torturado, en la que la tortura, como tal, no está presente, aunque tiene una influencia directa sobre los diálogos. Esta ausencia la valoramos positivamente, porque «el espectador mantiene, como afirma el propio Benedetti en el prólogo, una mayor objetividad para juzgar cualquier proceso de degradación del ser humano».

La acción se sitúa en la segunda mitad del siglo XX, en algún país de América del Sur, donde era habitual la represión de los disidentes de izquierdas, incluidas las detenciones por motivos ideológicos y la práctica de la tortura.

Comentamos que, desgraciadamente, el tema sigue estando de actualidad, como pone de manifiesto la película La noche más oscura, donde se denuncian las torturas llevadas a cabo por los servicios secretos de los Estados Unidos, para encontrar a Bin Laden.

En cuanto al tiempo interior, Pedro, el torturado, lo vive con angustia, pues desea que su terrible sufrimiento, como consecuencia de los maltratos físicos, acabe, hasta que llega la convencimiento de que no puede sufrir más. En cambio, al capitán, en un principio, le resulta indiferente, pero, a medida que pasan las horas, lo percibe también con angustia, porque las torturas que se le están aplicando a Pedro, no consiguen el objetivo de que éste hable y delate a sus compañeros. En este sentido y muy atinadamente Mario Benedetti hace que cada uno de los de los cuatro actos de los que consta la obra finalice con un «no» a la delación.

La evolución de Pedro y su resistencia a las torturas nos pareció creíble; no tanto la del capitán, que pasa del cinismo y la prepotencia del principio a las dudas y a la mala conciencia del final, cuando sabe que no va a sacar ni una sola palabras a Pedro.

Nos planteamos cuál de los dos personajes es más libre: nuestra respuesta fue que Pedro, porque decide libremente aguantar las torturas, lo cual le engrandece como persona. Sin embargo, el capitán no lo es, porque está obligado a llevara cabo un trabajo horrible, que acaba avergonzándole.

Entre los temas secundarios que se abordan en la obra, destacamos: la lealtad de Pedro hacia sus compañeros; el odio que experimenta, primero, hacia el capitán, y después la lástima; el sadismo de éste, desde el momento en que comienza a excitarse con el sufrimiento de los demás, la resistencia pasiva de Pedro, que nos recordó a Gandhi; etc.

Casi toda la sesión se dedicó a hablar de estos dos personajes, pues son los protagonistas y los únicos que aparecen en la obra. Comentamos que los separaba la ideología: Pedro es un militante de izquierdas, que defiende la justicia social y el capitán es un hombre conservador, que justifica los malos tratos a los detenidos. No obstante, coincidimos en que la práctica de la tortura no es exclusiva de la derecha conservadora, pues también ha habido regímenes comunistas, como el de Stalin, donde se maltrataba y asesinaba a las personas.

Próxima lectura: El señor Ibrahim y las flores del Coran de Eric-Emmanuel Schmitt. Hablaremos sobre ella el 23 de abril, martes, a las 18 horas. Aquí podéis encontrar el guión para el debate.

Próxima sesión: Pedro y el capitán

GUIÓN PARA LA SESIÓN DEL MARTES, 5 DE MARZO, A LAS 18 HORAS

  1. Introducción al autor.
  2. Realidad en la que se inspira Benedetti.
  3. Opinión breve sobre la obra. Si nos ha gustado o no y por qué.
  4. Título: ¿te parece acertado?
  5. Espacio: ¿dónde se desarrolla la acción?
  6. Tiempo.
  • Tiempo cronológico: ¿en qué tiempo se desarrolla la acción?
  • Tiempo interior: ¿cómo viven el paso del tiempo los dos personajes?
  • Estructura.
  • ¿Qué función desempeñan los cuatro actos en los que se estructura la obra? ¿Por qué acaba cada uno de ellos con un “no”? ¿Qué representa este “no”?

7. Temas.

  • La sociedad:
    • Las dictaduras: la represión y la ausencia de libertad; la ley de fugas; etc.
    • La tortura: ¿tiene justificación en alguna circunstancia?, ¿por qué aparece en la obra sólo indirectamente?
    • Puntos de vista del torturador y del torturado: ¿qué distancia los separa?
    • ¿Quién es más libre de los dos?
    • ¿Hay diferencias entre los que hacen el trabajo sucio de las torturas y el capitán?
    • El sadismo: ¿es el capitán un sádico?
    • La resistencia pasiva: ¿son comparables los comportamientos de Gandhi y Pedro? (19), ¿estás de acuerdo?
  • Los sentimientos:
    • La lealtad: ¿cómo manifiesta Pedro la lealtad a sus compañeros?, ¿mediante qué instrumentos?
    • El miedo: ¿lo experimentan los dos personajes?
    • El odio: ¿por qué pasa Pedro del odio hacia el capitán a la lástima?, ¿por qué deja de tutearlo éste?

8. Personajes: ¿cómo evolucionan?, ¿qué les separa?

  • Pedro
  • El capitán

9. Frases para la reflexión:

  • El castigo genera rencores, y uno nunca sabe qué puede traernos el futuro (El capitán, pág. 32)
  • Usted me ofrece que viva como un muerto. Y antes que eso, prefiero morir como un vivo. (Pedro, 44)
  • Es lógico que uno sufra de ver sufrir (…) Pero también me hiciste recordar que de cualquier forma tengo que hacerte hablar. Porque sólo así me sentiré bien ante mi mujer y mis hijos. (El capitán, 45-6)
  • Siempre es tarde cuando la dicha es mala. (Pedro, 65)
  • Hablo a solas porque tengo miedo de olvidarme de cómo se habla. (Pedro, 74)
  • Sé que dejarlo ahora sin padre es como una agresión que cometo contra él (…) Pude haber salvado mi vida si delataba, y no delaté, peri si delataba entonces sí que iba a destruirlo. (Pedro, 85)
  • Pueden hacer conmigo lo mismo que hacen con usted. Y usted seguramente diría: “Bueno, ya ves, puede aguantarse.” Usted sí puede aguantarlo, porque tiene en qué creer, tiene a qué asirse. Yo no. (El capitán, 86)
  • Si usted muere sin nombrar un solo dato, para mí es la derrota total, la vergüenza total. (El capitán, 87)

10. Estilo: ¿en qué tipo de lenguaje está escrita la obra?

11. Próxima lectura.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Las novelas de ciencia-ficción suelen ser frías, objetivas y con una ausencia de sentimientos tan marcada que a algunos lectores ni nos emocionan ni nos enganchan. Otros, en cambio, son capaces de imaginar historias contadas de esta manera y acaban descubriendo valores más profundos.

En estas dos actitudes podrían resumirse las opiniones vertidas el pasado martes en la sesión del club de lectura sobre ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Algo parecido sucedió el pasado curso con Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.

Ana comentó que la novela le había interesado desde el principio y destacó la capacidad de predicción de su autor, Philip K. Dick, en aspectos como la necesidad cada vez mayor de sustancias artificiales para sentirnos mejor, que es la función que desempeña en la novela el Órgano de Ánimos Penfiel. Antonio, por su parte, pensaba que el autor no había intentado predecir una sociedad futura sino describir la que él mismo vivió. A Guti también le había gustado la novela, especialmente, tras los dos primeros capítulos, un tanto confusos y difíciles de entender.

En el otro punto de vista, estábamos los críticos, los que a duras penas reconocíamos una historia que seguir, o unos personajes, con el suficiente fuste, como para identificarnos con ellos en algún momento, o pasajes que exigieran una relectura por su brillantez formal o por su capacidad de sugerencia.

Carmen se situó en un punto intermedio, pues había llegado a la novela, a través de la película Blade Runner, que era una de sus favoritas, aunque prefiere esta a aquella.

Antes de este turno de opiniones, María había presentado al autor, con su profusión habitual de datos biográficos, entre los que destacó sus coqueteos con las drogas y su amistad con los componentes de la Generación Beat (Allen Ginsberg, Jack Kerouac y Willian S. Burroughs) la cual se caracterizó por el rechazo de los valores estadounidenses clásicos, el uso de drogas, una gran libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental.

El hastío o abatimiento que significa el término “beat” podemos reconocerlo en la visión del mundo que nos ofrece Philip K. Dick, en  ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, donde las personas programan sus sentimientos y son superadas en inteligencia y sensibilidad por los mismos seres artificiales  creados por ellas.

Comentamos los riesgos, en la época en la que se publicó la novela, de una guerra nuclear, como consecuencia de la división del mundo en dos bloques: el capitalista y el comunista; la caja de empatía, instrumento para identificar a los androides, que eran incapaces de establecer complicidad afectiva; el mercerismo, como religión montada a imitación del catolicismo, a la que se unen las personas para superar sus problemas terrenales, pero de la que al final se descubre su falsedad; el show del Amigo Buster, programa de televisión para entontecer a la población; la importancia que se le da a los animales reales, que están en vías de extinción y que elevan la posición social de sus dueños; etc.

Entre los personajes, descuellan: Rick Deckar, que trabaja localizando y dando muerte a los androides, que han huido de Marte, porque los tienen sometidos en un régimen de esclavitud, aunque finalmente acaba remordiéndole la conciencia, porque estos seres experimentan sentimientos, como él mismo; John Isidore, quizá el más íntegro y sensible entre los hombres; Rachael, una androide, especialmente inteligente, que tiene un encuentro sexual con Deckar; etc.

Sobre esta extraña relación íntima entre un humano y una androide, comentamos la frialdad de la misma, tanto en los prolegómenos como en su materialización, pues se reduce a un acto meramente mecánico.

En fin, una novela que no despertó unanimidad entre los asistentes, de la misma manera que El extranjero de Albert Camus tampoco la suscitó; porque de eso se trata en el club de lectura: de intercambiar impresiones y puntos de vista diferentes sobre una obra leída previamente por todos.

Próxima lectura, ahora sí, Pedro y el capitán de Mario Benedetti, que tuvimos oportunidad de ver representa la pasada semana, en nuestro salón de actos, dentro de las IV Jornadas de Teatro y Gastronomía. El escritor uruguayo aborda, de forma crítica, la práctica de la tortura en los regímenes autoritarios de América Latina; aunque su reflexión puede ser aplicada a cualquier país que no respete el derecho de las personas a no ser maltratadas, que recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Día: martes, 5 de marzo, a las 18 horas, en la biblioteca.

Una novela romántica

A pesar de haber sido escrita en la primera mitad del siglo XX, Carta de una mujer desconocida reúne los requisitos de una novela romántica. Así ha quedado de manifiesto esta mañana en la sesión del club de lectura que le hemos dedicado.

El que siente esta mujer es un amor no correspondido; un amor incondicional y lleno de generosidad, el cual hemos resaltado los defensores de la novela, pues incluso se asegura de que su muerte no le ocasione ningún sufrimiento al joven escritor del que está enamorada. En cambio, los más críticos con la novela han considerado como un rasgo de egoísmo el hecho de que no se atreva a declararle su amor, para compartirlo, cuando tiene la oportunidad de hacerlo.

Como aspectos positivos, se ha valorado la capacidad de Stefan Zweig para despertad la curiosidad del lector, desde el mismo título, porque nos plantea una serie de interrogantes, cuyas respuestas vamos conociendo, a medida que avanzamos en la lectura:

¿Quién es la mujer desconocida? ¿Por qué no le descubre su identidad al escritor?

También la intensidad dramática que consigue, desde que empezamos a leer la carta:

“Mi hijo ha muerto ayer. Durante tres días y tres noches he estado luchando con la muerte, queriendo salvar esta pequeña y tierna vida, y durante cuarenta horas he permanecido sentada junto a su cama, mientras la gripe agitaba su pobre cuerpo, ardiente de fiebre día y noche.. Al final he caído desplomada. Mis ojos no podía ya más, y se me cerraban sin que yo me diera cuenta. He dormido durante tres o cuatro horas en la dura silla, y mientras dormía se lo ha llevado la muerte.”

Esta intensidad no decae hasta el final, cuando anuncia su propia muerte.

Igualmente elogiamos la capacidad Zweig para introducirse en la mente de una mujer, torturada por el amor,  y seguir los altibajos de su estado de ánimo, como Javier Marías en su último novela: Los enamoramientos.

Un aspecto negativo para los alumnos presentes es el final de la novela, con el destinatario de la carta mostrándose incapaz de localizar en su memoria los rasgos físicos de la niña de la que fue vecino, ni de la muchacha, con la que pasó tres noches, ni tampoco de la mujer que encontró en un establecimiento nocturno:

“El recuerdo era indeciso y vago como una piedra que brilla y tiembla en el fondo del agua sin que pueda concretarse su forma. Sombras que van y vienen, pero que no dibujan ninguna imagen. Sentía reflejos de antiguos sentimientos, pero no recordaba.”

En cambio, los profesores consideramos que no podía haber otro final, pues el joven escritor nunca ha sentido nada por la mujer desconocida.

Centrados en los personajes, nos planteamos algunas preguntas:

¿Por qué desconocemos sus nombres?

Quizá porque son irrelevantes para la historia que se cuenta, puesto que la mujer, que es la que puede revelarlos en su carta, no lo hace, fundamentalmente porque nunca ha sido correspondida en su amor. También, porque en realidad está enamorada, más que de una persona con nombre y apellidos, de un idea abstracta del amor.

¿Por qué él no la llama ni le escribe una sola palabra, después de pasar tres noches juntos?

Porque no siente nada hacia esa muchacha desconocida, que para él sólo fue una aventura pasajera.

No ha dado tiempo a plantearnos más preguntas, porque el timbre del recreo ha puesto fin, de modo abrupto, a la sesión con los alumnos.

No obstante, los profesores la hemos prorrogado unos minutos más, durante el café, hablando de que el amor repentino que sintió la niña hacia el joven escritor no lo fue solo hacia su persona sino también hacia su forma de vida desahogada, que le permite tener un sirviente, extremadamente respetuoso, elementos decorativos exóticos (ídolos indios, esculturas italianas, grandes cuadros de vivos colores, etc.) y numerosos libros escritos en diferentes lenguas y encuadernados en piel:

“Antes de que tú mismo te hicieras presente en mi vida, había ya un nimbo alrededor de ti, una aureola de riqueza, de un ser especial y misterioso. Todos, en aquella casa del barrio bajo –quienes llevan una vida estrecha sienten curiosidad hacia un recién legado-, esperábamos con impaciencia tu aparición.”

De ahí la importancia, por el contraste con el joven escritor, que la vivienda estuviera ocupada antes por un familia pobre, en la que el marido borracho golpeaba frecuentemente a su mujer y los hijos le dirigían a la mujer desconocida, cuando era niña, palabras obscenas.

A algunos nos recordó este amor platónico a Muerte en Venecia, la novela de Thomas Mann. Tras la niña enamorada quisimos ver al Gustavo Aschenbach, siguiendo encandilado con su  mirada el paseo del joven Tadrio y su familia por los canales de la ciudad.

Y hasta aquí hemos llegado.

Sugerencia para la próxima sesión del club de lectura:

Pedro y el capitán,  pieza teatral de Mario Benedetti, que veremos representada en nuestro instituto, dentro de las IV Jornadas de Teatro y Gastronomía, el 6 de febrero de 2013. Está muy bien escrita y nos hace reflexionar sobre cuestiones fundamentales como: la crueldad que puede alcanzar el ser humano, la capacidad de resistencia ante las torturas y cómo los que aplican estas nunca tendrán la conciencia tranquila.
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Carta de una desconocida

GUIÓN PARA EL DEBATE

(21 de diciembre, viernes, a las 10:15, en la biblioteca)

  1. Introducción al autor.
  2. Opinión breve sobre la novela. Si nos ha gustado o no y por qué. Puntúala entre 0 y 10 y justifica esta puntuación.
  3. Espacio.
  4. Tiempo histórico y literario.
  5. El título: ¿cuál es su significado?
  6. Punto de vista narrativo: ¿desde qué dos puntos de vista se cuentan los hechos?
  7. Estructura: ¿cómo se estructura la novela?, ¿cómo interpretas el final?
  8. Intriga: ¿despierta nuestra curiosidad desde el principio?, ¿qué situaciones o mecanismos contribuyen a mantener la intriga?, ¿se produce alguna caída en cuanto al interés por seguir leyendo?
  9. Personajes:
  • La mujer desconocida: ¿qué rasgos la caracterizan?
  • El escritor: ¿qué rasgos lo definen?

¿Por qué desconocemos sus nombres?

¿Por qué ella no le manifiesta su amor y le oculta la existencia del hijo?

¿Por qué él no la llama ni le escribe una sola palabra, después de las tres noches que pasan juntos?

10. Temas para el debate

  • El amor: ¿cómo calificaríamos el amor de la desconocida hacia el escritor?, ¿qué siente él hacia ella?, ¿en algún momento surgen los celos?
  • Tener hijos soltera: ¿qué le supone a esta mujer?, ¿han cambiado los tiempos?
  • La prostitución: ¿por qué se dedica a este oficio y, en cambio, no acepta ninguna de las proposiciones matrimoniales?
  • La sanidad pública: ¿qué imagen se ofrece de ella?, ¿qué personas la usan?, ¿qué diferencias hay con la actualidad?
  • El maltrato a la mujer: ¿está ligado a la pobreza y a la incultura?
  • Las clases sociales: ¿es posible la convivencia de personas pertenecientes a clases sociales diferentes?

11. Simbolismo: ¿qué representan las rosas blancas?

12. Frases para la reflexión:

  • ¡Ah, qué tonterías hacía! Besaba el el pestillo que tu mano había tocado, levantaba la colilla de un cigarro tuyo como cosa sagrada, porque había estado en tus labios. (9)
  • El miedo a tu ardiente mirada me hacía bajar los ojos como quien se arroja al agua para no ser abrasado por una llama. (9)
  • Sé que he de quedarme otra vez sola, y nada más terrible que la soledad entre la gente. (12)
  • Tú ayudas cuando se te quiere, cuando se te pide. (18)
  • Todavía hoy, cuando leo en algún libro la palabra “infierno”, no puedo menos de pensar inmediatamente, y bien a mi pesar, en aquella sala llena de gemidos, de risas y de gritos sangrientos en que sufrí como en un matadero del pudor. (20)
  • Desde que estuve en el hospital probé el tormento que significa la miseria, me di cuenta que en este mundo, el pobre siempre será maltratado, el humillado, la eterna víctima. (21)
  • Se vuelve siempre. (26)
  • Lo bueno no se olvida nunca; yo nunca me olvidaré de ti. (26)

13. Estilo.

14. Próxima lectura.

Diferentes interpretaciones de El extranjero

Hay distintas estrategias para conseguir la participación del alumnado en una actividad como el Club de Lectura. Una de ellas es seleccionar un libro que figure entre las lecturas obligatorias de una asignatura determinada y motivarle para que asista. Esto es lo que hizo nuestra compañera de Filosofía, María Sanjuán, con El extranjero de Albert Camus, novela de la que hablamos ayer martes.

Ella misma se encargó de la presentación del autor, proporcionándonos abundante información sobre la vida del mismo: su nacimiento en 1913 en una familia de colonos franceses dedicada al cultivo del anacardo; la realización de sus estudios en Argel, alentado principalmente por su profesor Louis Germain, en la escuela primaria, a quien posteriormente le dedicaría el Premio Nobel de Literatura; su iniciación a muy temprana edad en la escritura; su profundo conocimiento de Nietzsche; su afiliación al partido comunista y su posterior abandono por serias discrepancias; su ruptura con Jean Paul Sartre, quien reprochaba a Camus que su rebeldía era únicamente estética; su lucha contra todas las ideologías y religiones que alejan al hombre de lo humano; y su muerte prematura en un accidente de automóvil, en 1960. También destacó sus obras más importantes: El extranjero y La peste (novelas), Estado de sitio (obra teatral) y El mito de Sísifo (ensayo).

Sabíamos que El extranjero es una obra compleja y, en consecuencia, de lectura lenta. Como explicó Carmen Jurado, difícilmente se la puede calificar de novela, pues se trata más bien de un tratado filosófico sobre la existencia humana; pero un tratado, con cuyo protagonista podemos sentirnos identificados, como ella misma se había sentido en algún periodo de su vida. En cambio, a los alumnos -o mejor dicho a las alumnas que fueron mayoría- El extranjero les había quedado grande, quizá porque todavía, con su corta edad, nunca se han sentido extraños en el mundo, como Meursault. Por eso, asistieron a la reunión con la idea de que les descubriéramos los valores de esta novela que convirtió a su autor –como se escribe en la contraportada del libro- en “guía moral e intelectual de la Europa desgarrada por la ocupación nazi y la guerra fría”.

No sé si lo conseguimos, porque, cuando ya había terminado la sesión, aún seguíamos debatiendo sobre la interpretación de la novela, sobre el mensaje que encierra, sobre la intencionalidad de Camus al escribirla…

Unos nos habíamos fijado más en los aspectos hedonistas –si cabe emplear este término- del comportamiento de Meursault, cómo disfruta de los pequeños detalles de la vida: mirar desde la ventana de su habitación; sentir el agua del mar sobre su cuerpo; recrearse en la contemplación del cuerpo de su amante y desearla carnalmente: “Ayer era sábado, y María vino, como habíamos convenido. La deseé mucho porque tenía un lindo vestido a rayas rojas y blancas, y sandalias de cuero. Se adivinaban sus senos firmes, y el tostado del sol le daba un rostro de flor”.

Otros, sin embargo, llamaron la atención sobre la ausencia de compromiso moral del personaje, esa indiferencia ante todo, incluida la vida de otro ser humano, que le hace reaccionar así, cuando el juez le pregunta si lamentaba el crimen que había cometido: “Reflexioné y dije que más que pena verdadera sentía cierto aburrimiento. Tuve la impresión de que no me comprendía”.

También cabía interpretar El extranjero, novela publicada en 1942, en plena segunda guerra mundial, y cuya acción se desarrolla en esta misma época, como una descripción de la ausencia de valores en una sociedad que se está destruyendo a sí misma.

Nos pareció muy acertado el título, porque el protagonista aparece como un extranjero en el mundo, que no acaba de comprender y, por eso, se siente ajeno a todo lo que sucede en el mismo. También consideramos acertado el punto de vista desde el que se narran los hechos, pues la primera persona les confiere autenticidad a estos, al ser el propio narrador quien los ha vivido, y al mismo tiempo objetividad, porque no hace juicios ni sobre él ni sobre lo que sucede.

Coincidimos igualmente en que estos hechos no podían ocurrir en otro espacio más que en Argelia, que en aquel tiempo era una colonia francesa donde convivían cristianos y musulmanes, y con un clima Mediterráneo, con abundante sol, que condiciona, de forma definitiva, la vida de Meursault.

Sobre la estructura de la novela, hubo división de opiniones, pues a unos les había resultado tediosa la parte del juicio y otros, en cambio, la consideramos fundamental en el desarrollo de la acción, ya que nos muestra claramente cómo al protagonista lo condenan no tanto por el crimen cometido, como por su indiferencia e insensibilidad ante las cosas, que manifiesta particularmente en el entierro de su madre.

El final, igualmente, mereció nuestra atención, en especial la actitud de Meursault expresando su deseo de que el día de la ejecución haya muchos espectadores que le reciban con gritos de odio. Es una forma de decirnos –así lo entendimos- que en realidad no se siente diferente, al contrario, si los demás claman venganza y pena de muerte para el asesino, él también; si los demás quieren asistir a su ejecución, él lo desea como ellos.

De los personajes secundarios, comentamos: la contradicción de Salomano, que insulta y maltrata a su perro, pero, cuando este desaparece, lo echa de menos; el comportamiento machista de Raimundo; la candidez y sinceridad de María; y la actitud intransigente del juez para quien es impensable que Meursault no crea en Dios.

De las frases para la reflexión, nos gustó particularmente esta: “Comprendí entonces que un hombre que no hubiera vivido más que un solo día podía vivir fácilmente cien años en una cárcel”. El protagonista, que ese momento está en prisión, se refiere a que desde el momento en que aprendemos a recordar es imposible aburrirnos.

Finalmente, concluida la sesión, comentamos los paralelismos de El extranjero con otras dos novelas, de las que ya hemos hablado en el Club de Lectura: El lector y El túnel. Con la primera de ellas las coincidencias son notables, tanto en lo que se refiere a la estructura como a los protagonistas: Hanna y Merseult, respectivamente. Con la segunda también son evidentes los rasgos comunes de los personajes que las protagonizan, sobre todo el vacío existencial de ambos; sin embargo, Castel vive este vacío de una forma dramática, prueba de ello es que lo intenta llenar con el amor de una mujer; en cambio, Meurseult lo vive con indiferencia, lo asume como algo normal, porque no espera nada de la vida, al menos nada diferente de lo que tiene.

Próxima lectura: Carta de una desconocida de Stefan Zweig. Hablaremos de esta novela breve el 21 de diciembre, antes de que se entreguen los boletines de notas.

EL EXTRANJERO

EL EXTRANJERO
Albert Camus
(Alianza Editorial)

GUIÓN PARA EL DEBATE
(20 de noviembre, martes, a las 18 horas)

1. Introducción al autor: datos biográficos, época en la que vive, corriente literaria en la que se le encuadra.
2. Opinión breve sobre la novela. Si nos ha gustado o no y por qué.
3. Contexto histórico: ¿en qué época se desarrolla la acción?, ¿qué influencia tiene en la vida del protagonista?
4. Espacio: ¿es importante el lugar donde se desarrollan los hechos?
5. Tiempo: ¿qué influencia ejerce el tiempo atmosférico en la actuación de Meursault?
6. Significado del título: El extranjero.
7. Punto de vista narrativo: ¿cuál es el punto de vista en el que se sitúa Camus?, ¿qué le proporciona a la historia?
8. Estructura interna y externa: ¿coinciden ambas?
9. Personajes. Rasgos que los caracterizan:

• Meursault
• Salomano
• Raimundo
• María
• El juez
• El capellán

10. Temas para el debate:

• La sociedad:

– La ausencia de valores: ¿por qué se han perdido los valores?, ¿existen unas reglas para comportarse que debemos seguir todas las personas?
– La convivencia de cristianos y árabes: ¿es verdadera covivencia o existe discriminación?
– La búsqueda de la felicidad: ¿dónde se encuentra esta?
– El trabajo alienante: ¿le proporciona satisfacción el trabajo al protagonista?, ¿se siente realizado como persona?
– El machismo: ¿qué imagen de la mujer se ofrece en la novela?
– La atención a nuestros mayores: ¿cómo ve la sociedad argelina el ingreso de las personas mayores en los asilos?
– La morbosidad: ¿cómo se manifiesta?

• Los sentimientos:

– La incomunicación y la soledad: ¿se comunica con alguien Meursault?, ¿se siente solo?
– La indiferencia: ¿siente verdadero interés por alguien o algo?, ¿por qué?, ¿qué influye en sus sentimientos?
– La libertad: ¿cuándo se experimenta este deseo?

• La religión: ¿qué diferentes actitudes se adoptan ante la religión?, ¿cuál de ellas nos parece más ética?

• La violencia: ¿qué tipos de violencia se ejercen?, ¿cómo afectan al protagonista?

• La muerte:

– ¿Cómo es el comportamiento de Meursault ante el fallecimiento de su madre?, ¿lo entendemos?, ¿cómo se toma su propia muerte?
– ¿Es justa su condena a muerte?, ¿por qué se le juzga, en realidad?
– La pena de muerte: ¿cuáles son las ventajas y los inconvenientes de la pena capital?, ¿resulta ética su defensa?

• La filosofía del absurdo: ¿por qué carece de sentido la vida de Meursault?, ¿Hay en la novela otras manifestaciones del absurdo?

11. Frases para la reflexión:

• Todos los seres normales habían deseado más o menos la muerte de aquellos a quienes amaban. (pág.75)
• Me dijo que era imposible, que todos los hombres creían en Dios, aun aquellos que le volvían la espalda. (80)
• Como siempre que siento deseos de librame de alguien a quien apenas escucho, puse cara de aprobación. (80)
• Por otra parte, mamá tenía la idea, y la repetía a menudo, de que uno acaba por acostumbrarse a todo. (89)
• A partir del instante en que aprendí a recordar, concluí por no aburrirme en absoluto. (90)
• Comprendí entonces que un hombre que no hubiera vivido más que un solo día podía vivir fácilmente cien años en una cárcel. (91)
• Yo no hablaba para decir nada. (107)
• En cierto modo parecían tratar el asunto prescindiendo de mí. Todo se desarrollaba sin mi intervención. Mi suerte se decidía sin pedirme la opinión. (115)
• Declaró que yo no tenía nada que hacer en una sociedad cuyas reglas más esenciales desconocía y que no podía invocar al corazón humano cuyas reacciones elementales ignoraba. (119)
• Nunca me ha gustado ser sorprendido. Cuando me sucede algo, prefiero estar prevenido. (132)
• Pero todo el mundo sabe que la vida no merece la pena ser vivida. (133)
• Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, me quedaba esperar que el día de mi ejecución haya muchos espectadores y que me reciban con gritos de odio. (143)

11. Estilo.

12. Próxima lectura.

El sabueso nos dio juego

El martes tuvimos la primera sesión del club de lectura del curso 2012/13 sobre la novela El sabueso de Baskerville de Conan Doyle. La presentación de éste corrió a cargo de Carmen, alumna de 2º de Bachillerato, quien con un hablar pausado y convincente explicó algunos aspectos de su vida como: el alcoholismo del padre; su graduación como médico naval, aunque nunca llegó a ejercer con éxito esta profesión; su amistad con J. M. Barrie, creador del inolvidable personaje de Peter Pan; su afición al rugby y al fútbol, deporte éste último donde jugó de portero; su alistamiento como soldado raso en la primera guerra mundial; etc. Dentro de su producción literaria, incluyó El sabueso de Baskerville entre las historias protagonizadas por Sherlock Holmes.

A continuación, hubo una ronda de opiniones sobre esta novela, donde se valoró sobre todo la capacidad de Conan Doyle para generar intriga y suspense, mediante diferentes mecanismos:

  • Los finales de los capítulos siempre dejan alguna incertidumbre. Por ejemplo: sobre la presencia inquietante del sabueso, sobre la identidad del cochero, etc.
  • El misterio en torno a las botas desaparecidas.
  • Las pistas falsas, como la de Selden, preso fugado de la prisión de Princetown.
  • Etc.

Los alumnos presentes insistieron en que se trata de una novela de evasión que apetece leer en periodos de estudio, como el que nos encontramos, porque exige poca concentración y entretiene. Por eso, criticaron la lentitud de los pasajes descriptivos que, en cambio, fueron elogiados por los profesores y las madres, pues contribuyen a crear el ambiente propicio para una acción llena de misterio e incertidumbre. En este sentido, se consideró el espacio geográfico inglés, con la niebla permanente y las amplias zonas de bosque, como el idóneo para este tipo de narrativa.

El punto de vista desde el que se narran los hechos corresponde al protagonista Watson, lo cual nos pareció acertado, porque se trata de una perspectiva más cercana al lector, que la de Holmes.

En cuanto a la estructura, comentamos lo abrupto del desenlace que no está a la altura del nudo, es decir, de la parte central de la novela. Incluso María Madrid sugirió otro posible final, que a todos nos pareció mejor: que el asesino, Stapleton, estuviera emparentado con la desgraciada doncella del manuscrito que fue acosada por Hugo Baskerville, en el siglo XVIII, época a la que se remonta la maldición de esta familia.

El prólogo (capítulo 1), donde se presenta a Sherloch Holmes, mostrando su forma de actuar como detective, mereció distintas valoraciones: unos resaltaron precisamente este aspecto; y para otros, en cambio, resultaba especialmente tedioso, porque retrasa inútilmente el inicio de la acción.

Igualmente, difirieron las opiniones sobre el famoso detective y su relación con Watson, según se considerara su soberbia y egocentrismo, como rasgo propio del humor inglés o como defecto de quien se cree siempre en posesión de la verdad y despretigia a los demás. En cualquier caso, la relación de superioridad que mantiene con su ayudante funciona literariamente, aunque nos pueda parecer rechazable desde el punto de vista humano.

Finalmente comentamos algunas ideas que se desprenden de la lectura de El sabueso de Baskerville:

  • El bien triunfa sobre el mal, con la identificación y posterior muerte del asesino Stapleton; pero esto no siempre es lo mejor en literatura y desde luego en la vida diaria no es habitual que suceda así.
  • El amor y el miedo son emociones compatibles, por ejemplo, en el personaje de la Sra. Stapleton, que responde al modelo de la mujer maltratada, donde estos dos sentimientos contradictorios conviven y acaban generándole un sentimiento de culpabilidad, tal y como explico Toñi.
  • La confianza y la admiración por el otro llevan a la creación de amistades verdaderas, como la de Watson hacia Holmes y viceversa. Así sucede en la vida cotidiana, pues la amistad suele surgir justamente de un sentimiento de admiración hacia la otra persona.

La verdad es que no esperábamos que esta novela policíaca, sin mayores pretensiones literarias que las de entretener, acabara dándonos tanto juego en el debate, pero así fue.

La novedad entre los asistentes, después de algunas sesiones sin participar, fue la presencia de dos madres, cuya aportación nos sigue pareciendo fundamental. Claro, que echamos en falta a algunos buenos tertulianos del curso pasado, como: Adela, Enrique o Paco Jurado.

A ver si nos acompañan en la próxima sesión, que celebraremos el 20 de noviembre, martes, a las 18 horas, como siempre, en la biblioteca. Hablaremos sobre El extranjero de Albert Camus, novela que parece haber ganado con el tiempo, como los buenos vinos. En breve, estará a disposición de quien desee leerla en Vicedirección.