Lecturas para el verano

El equipo de la Biblioteca Escolar os sugerimos las siguientes lecturas para el verano:

Para el alumnado de Secundaria:

Para el resto de la comunidad educativa:

Para todos:

  • Relatos de Edgar Allan Poe, sobre los que debatiremos en la reunión del club de lectura del 1 de octubre, a las 18 horas.

Primera sesión del curso 2013-14

La primera sesión del club de lectura del curso 2013-14 tendrá lugar el martes, 1 de octubre, a las 18 horas, en la biblioteca. Hablaremos sobre cuatro relatos de Edgar Allan Poe:

  • El corazón delator
  • El pozo y el péndulo
  • Los crímenes de la calle Morgue
  • Manuscrito hallado en una botella
  • El gato negro

Podéis encontrarlos, junto con otros relatos, en esta dirección.

Los relatos que hemos seleccionado garantizan intriga, porque Allan Poe es un auténtico maestro en generarla. Los mismos títulos ya suscitan una cierta inquietud. Os esperamos, porque el club de lectura está pensado para toda la comunidad educativa, en especial para el alumnado.

El talento de Patricia Highsmith

De nuevo, a causa de los exámenes y sobre todo la preparación de las pruebas de selectividad, no pudimos contar el pasado martes, en la sesión del club de lectura, con los alumnos, cuando los de Literatura Universal podían haber tenido un protagonismo especial.

María presentó a la autora mencionando algunos datos de su biografía: la separación de sus padres antes de que naciese; la mala relación con su madre y su padrastro; el descubrimiento de su homosexualidad a los veinticinco años; su temprana vocación literaria; el salto a la fama con la adaptación cinematográfica de su primera novela, Extraños en un tren, por Alfred Hitchcock; su fascinación por las personas afligidas por enfermedades mentales; sus ideas políticas contrarias al ideal del “sueño americano”; su alcoholismo, que vemos reflejado en el consumo casi compulsivo de Martinis en El talento de Mr. Ripley; etc.

Desde un principio, nos centramos en el protagonista, Tom Ripley, porque su presencia, tanto física, por su tendencia a disfrazarse y hacer imitaciones, como mental, por su desequilibrio y al mismo tiempo frialdad con la que ejecuta sus planes, impregna toda la novela.

Coincidimos en que el principio de esta nos había intrigado a todos, con la aparente persecución del protagonista por parte de mister Greenleaf, quien le encargará la búsqueda de su hijo que se encuentra en Italia. Le sigue una parte más anodina, y de menor interés para el lector, cuando localiza a Dickie que vive con Marge y pasa con ellos un tiempo, durante el cual entablan amistad. Sin embargo, la novela levanta el vuelo, a medida que la relación entre los tres jóvenes se torna compleja y turbadora; y nos atrapa definitivamente a partir del primer crimen cometido por Tom, hasta el final sorprendente.

Las preguntas sobre el asesino surgieron inmediatamente:

  • ¿Qué le mueve a actuar de esta extraña manera?
  • ¿Resulta creíble su comportamiento?
  • ¿Qué tipo de atracción siente hacia Dickie?

La respuesta a la primera pregunta nos llevó a analizar la frustración de Tom Ripley, que se remonta a su infancia desgraciada, criado por un tía que lo trataba con desprecio: “eres tan mariquita como tu padre” le decía. Probablemente, esta experiencia traumática, similar a la de la propia autora, Patricia  Highsmith, lo marcó hasta convertirlo en un ser desorientado y con dudas sobre su propia personalidad. Por eso, quiere apropiarse de la de Dickie, a quien envidia su pertenencia a un grupo social y su capacidad para caer bien a los demás.

Podría haberle bastado con disfrutar de la amistad de éste, como el mismo reconoce al final de la novela:

“Nada de todo aquello hubiese sucedidos si él se hubiese dedicado a viajar solo, si no hubiese sido tan ambicioso e impaciente, si no hubiese malinterpretado como un estúpido la relación entre Dickie y Marge, esperando simplemente a que se separasen por propia voluntad. Hubiera podido seguir viviendo con Dickie el resto de su vida hasta el fin de sus días. Si aquel día no lo hubiera dado por ponerse las ropas de Dickie…”

Este hecho, probarse las ropas de su amigo, condiciona la relación entre ambos que, desde ese momento, se vuelve desconfiada, sobre todo por parte de Dickie, que sospecha de la homosexualidad de Tom; y desencadena el primer crimen.

Sobre el segundo crimen, hubo discrepancias en cuanto a alguna circunstancia del mismo: si la precipitación con la que Fredy sube las escaleras, momentos antes de ser asesinado, se debe a que tiene la sospecha de que Tom está suplantando a Dickie y le ha podido causar algún daño, o a otro motivo.

Sobre si el comportamiento del protagonista era creíble, hubo también diferentes opiniones: para unos, como Antonio, sí lo era, teniendo en cuenta la evolución del personaje, desde la infancia difícil, pasando por el rencor hacia los que no terminan de aceptarlo, hasta los crímenes que comete; para otros, en cambio no, por la sensación de extrañeza que produce en el lector, que se ve incrementada por el estilo indirecto libre empleado por Highsmith, para reproducir los pensamientos del mismo. Este procedimiento, usado también por Clarín en La Regenta, resta cercanía al personaje, lo aleja de nosotros, aunque proporciona objetividad a sus actos.

Tampoco estuvimos de acuerdo en el tipo de atracción que sentía hacia Dickie, pues unos, como Lola o Victoriano, pensaban que había indicios suficientes que demostraban su homosexualidad, aunque no se manifieste explícitamente en ningún momento; mientras que otros veían a Tom Ripley como un personaje asexuado, que establece con su amigo una relación, que en algún momento, es de dependencia mutua.

Sí coincidimos en que Patricia Highsmith apenas profundiza en el resto de los personajes, ya que ni siquiera Dickie o Marge muestran complejidad suficiente como para considerarlos redondos; casi se podría asegurar lo contrario: que son personajes previsibles.

Muy interesantes fueron las aportaciones de Carmen, que había analizado la novela con sus alumnos de Literatura Universal: la impresión positiva que les había causado a estos; el original punto de vista desde el que se cuenta la historia: un narrador omnisciente, que no juzga a los personajes, pero que lo sabe todo con respecto a ellos, en especial sobre el tortuoso mundo interior de Tom Ripley, hasta el extremo de que tenemos la impresión de que todo lo ve con los ojos de éste; la linealidad de la historia, aunque, en ocasiones, se producen salto atrás (analepsis) como, por ejemplo, cuando el protagonista recuerda su infancia; etc.

Concluimos la sesión elogiando el estilo sobrio y conciso, sin apenas figuras retóricas, utilizado por Patricia Highsmith, que es el que mejor se ajusta al estudio psicológico del protagonista, a la descripción de los motivos que le impulsan a actuar, que acaban generando en el lector una cierta inquietud.

Originales, comprometidos, universales

Estos son los tres adjetivos que mejor definen los relatos de Balkan Blues: originales, comprometidos y universales. Así se consideró ayer en la sesión del club de lectura dedicada al libro de Petros Márkaris, a la que asistimos nueve personas.

Antes de llegar a esta conclusión, María presentó al autor destacando su condición de inmigrante, como lo demuestran dos hechos: que, como miembro de la minoría armenia, careciera de ciudadanía, hasta conseguir la griega, después de la caída de la Dictadura de los Coroneles; y que realizara sus estudios de economía en cuatro países diferentes: Grecia, Turquía, Alemania y Austria. También explicó por qué el comisario Jaritos es el protagonista de sus principales novelas y de algunos de los relatos que se incluyen en Balkan blues: porque, a pesar de su activismo de izquierda, Márkaris cayó en la cuenta “de que esos pobres policías son pequeños burgueses, que tienen los mismos sueños de que sus hijos puedan estudiar para convertirse en doctores o abogados.”

En el turno de opiniones sobre los relatos, hubo coincidencia en valorar positivamente el contenido social de los mismos, uno de los rasgos que los unen, junto con el espacio común de la ciudad de Atenas, que se prepara para las Olimpiadas de 2004. Igualmente, se valoró la originalidad con la que los escribe y resuelve los desenlaces.

Del titulado “De refilón” comentamos que, al convertir las manos y los pies de los personajes en auténticos protagonistas de la historia, transmite la sensación de que no son personas sino mano de obra barata, seres a los que se grita e insulta. Por eso, elige el punto de vista de narrador observador externo para contarla, ya que éste le permite tomar distancia, dada la ausencia casi total de sentimientos. El desenlace no puede ser más desesperanzador: un inmigrante mata a otro por cargar por menos dinero las cajas que estaban destinadas a él.  Márkaris lo cuenta con tanta objetividad que hiere la sensibilidad del lector:

“Sin querer los pies retroceden un paso. Están dispuestos a dar la vuelta y echar a correr, cuando la mano que tiene el cuchillo inicia un movimiento recto muy preciso, con la destreza que confiere el hábito, y lo clava en el otro vientre. (…) El cuchillo vuelve a clavarse, La mano derecha se abre y los billetes caen lentamente al suelo, encima de unas naranjas podridas. La mano que no sostiene el cuchillo baja y recoge el dinero. Los pies dan media vuelta y desaparecen por donde han venido”.

Analizamos cómo en “Suite para flauta y violín” la ruptura entre Christo y Frida se produce por la coincidencia de sus caracteres: orgullosos, seguros de sí mismos, inteligentes y buenos músicos; y cómo la xenofobia se observa en los comentarios despectivos hacia los extranjeros, en este caso los dos músicos albaneses, por parte de los clientes de los bares donde tocan.

Reflexionamos sobre la evolución de la relación entre el dueño del restaurante y el camarero inmigrante en el relato titulado “Sin decorados»: en principio de confianza y amistad, pero después conflictiva, al negarse el primero a compartir el premio de la quiniela que ambos habían rellenado. Y llegamos a la conclusión –un ejemplo del mensaje universal de los relatos- de que este tipo de situaciones no sólo se dan entre inmigrantes sino que son propias de la condición humana. Nos pareció especialmente eficaz el desenlace: cuando el inmigrante, después de haber sido detenido, declara ante la policía lo sucedido, en un salto temporal hacia delante (prolepsis) de gran audacia por parte de Márkaris.

Consideramos que el hecho de que el protagonista mencione a la autora en “Café batido” le resta verosimilitud a la historia; pero se compensa con el punto de vista del narrador protagonista. En este mismo relato, el anuncio desde el principio de que va a la isla para matar a una mujer no hace que disminuya nuestro interés, sino que pretende fijar nuestra atención en el proceso de búsqueda de la víctima, en cómo va a llevar cabo el crimen y en las causas de éste.

Nos resultó sorprendente la evolución de Tatiana: desde la sumisión y los malos tratos por parte del padre hasta su emancipación y la renuncia a su familia, a su patria y a su lengua. Sólo parece moverle el interés, como se aprecia en este diálogo con su padre: “

-“¿Quién eres tú para darme órdenes? –gritó Vasilis, fuera de sí-. Yo he levantado este local con mis propias manos.

-Lo sé –respondió su hija con frialdad.- Por eso, te dejo la mitad. Pero si no aprendes a comportarte, te compraré tu parte y te echaré a la calle.”

Claro que, teniendo en cuenta el trato despótico que había recibido, se puede entender este desafecto hacia su familia.

También llamó nuestra atención la crudeza con la que describe el mundo de la prostitución en “Sonia y Varia”: cómo estas dos mujeres son obligadas a ejercerla por los proxenetas, que les propinan palizas continuas, por motivos nimios. No obstante, esta humillación se ve compensada por el final feliz, gracias a la imprevista intervención del teniente Jaritos que se encarga de hacer justicia.

Uno de los relatos que más había gustado es “Un cuento infantil”, con el que se cierra el libro, del que elogiamos la relación que se establece entre el viejo y la niña negra: la forma en que se inicia esta, porque ambos se necesitan, a causa de la soledad y cómo –en una ironía del destino- la muerte violenta del primero facilita la integración de la segunda en la sociedad griega.

Paradójicamente, finalizamos la sesión hablando del primer relato, Ingleses, franceses, portugueses, del que ponderamos la inteligencia del comisario Jaritos para resolver el enigma de los tres cadáveres, frente a la obsesión por los atentados terroristas del agente americano, imbuido por la psicosis colectiva de la sociedad estadounidense, tras los atentados del 11 de septiembre. El desenlace nos pareció especialmente brillante, pues nada hacía pensar que los muertos procedieran del depósito de cadáveres. Por otra parte, el relato nos permitió constatar que gritar y exaltarse, durante un partido de fútbol, es independiente del nivel cultural de la persona, pues se trata de algo irracional que nos libera de las tensiones de la vida cotidiana, en especial cuando animamos a la selección nacional, tal y como ha sucedido durante los últimos años en nuestro propio país.

En conjunto, un libro, Balkan blues, que dio juego, desde el punto de vista literario, y nos permitió trascender las historias que cuentan los nueve relatos, para hablar de la condición humana:  las reacciones colectivas producto de los triunfos o de los fracasos, las maldades de la globalización, el trato discriminatorio a los inmigrantes, las “bondades” del colonialismo, el tomarnos la justicia por nuestra cuenta, y también la capacidad de las personas para superar situaciones adversas.

Guión para la próxima sesión

GUIÓN PARA EL DEBATE DEL CLUB DE LECTURA

(Martes, día 14 de mayo de 2013, a las 18:30, en la biblioteca)

EL AUTOR

  1. Presentación del autor.

LOS RELATOS

  1. ¿Sobre qué quiere hacernos reflexionar Petros Márkaris? ¿Estás de acuerdo con este tipo de literatura de contenido social?

“Ingleses, franceses y portugueses”

  1. ¿Quién es el narrador? ¿Cuáles son sus características?
  2. La afición desmedida al fútbol ¿es independiente del nivel cultural del aficionado?
  3. ¿Qué diferentes interpretaciones se dan sobre los cadáveres?
  4. ¿Qué elementos tienen en común estos?
  5. ¿Interpretas  el desenlace como sorprendente? ¿Por qué?

“De refilón”

  1. ¿Qué efecto se consigue al convertir las manos y los pies de los personajes en auténticos protagonistas de la historia?
  2. ¿Desde qué punto de vista se cuenta la historia? ¿Crees que está justificado?

10. ¿Cómo se manifiesta la globalización?

11. ¿Cómo finaliza el relato? ¿Qué causas explican este final?

“La emancipación de Tatiana”

12. ¿Cómo evoluciona el personaje de Tatiana?

13. ¿Puede convertirse la familia en un obstáculo para lograr la emancipación?

“Café batido”

14. Que el protagonista aluda a quién escribe la historia ¿le resta verosimilitud a esta?

15.  El anuncio desde el principio que va a la isla para matar a una mujer ¿hace que disminuya nuestro interés?

16. ¿Cómo acaba el relato?

“Suite para flauta y violín”

17. ¿Cómo es Christo? ¿Y Frida? ¿Por qué rompen?

18. ¿En qué pasajes se reconoce la xenofobia? ¿Y la discriminación de los inmigrantes?

19. ¿Cómo finaliza el relato?

“Sin decorados”

20. ¿Cómo evoluciona la relación entre el dueño del restaurante y el camarero inmigrante? ¿Por qué?

21. ¿Cómo se plantea el tema del colonialismo?

22. ¿Por qué el título?

23. ¿Cómo se cuenta el final? ¿Te parece eficaz?

“Carta verde”

24. ¿Por qué finge Basilis que es serbio cuando en realidad es griego?

25. ¿Por qué el título?

26. ¿Cómo acaba la historia?

“Sonia y Varia”

27. ¿Desde qué punto de vista se cuenta la historia?

28. ¿Cómo se aborda el tema de la prostitución?

29. ¿Cómo finaliza el relato?

“Un cuento infantil”

30. ¿Cómo es la relación del viejo y la niña negra?

31. ¿Cómo finaliza el relato?

A vueltas con Ibrahim

La sesión del pasado martes es la segunda que dedicamos a esta novela de Eric-Enmanuel Schmitt en el club de lectura. Se enmarca en un proyecto interdisciplinar en el que se han implicado buena parte de los departamentos didácticos del centro, diseñando actividades para el alumnado de 3º de ESO.

En la presentación del autor, destacamos algunos aspectos de su biografía: que ejerció como profesor de Filosofía; que fue un adolescente rebelde con ocasionales ataques de violencia; su precocidad en el oficio de escritor, a partir de los dieciséis años; su afición a la música y, en particular, a la ópera; su incursión en el cine con la película «Odette Toulemonde»; etc.

A todos los asistentes, en torno a veinte, entre los que se encontraban cuatro miembros de la asociación de madres y padres, nos había parecido una novela poco desarrollada, aunque sustanciosa. Lo que más nos había interesado es el proceso de aprendizaje de Momo, que comienza siendo un personaje solitario y desgraciado, como su padre, pero que, poco a poco, gracias a su amistad con el señor Ibrahim, va descubriendo la vida (el valor de una sonrisa: «¡Tachán!: ¡Sonrisa!) y se va abriendo a los demás. Al mismo tiempo, este segundo personaje, de carácter tranquilo y afable, inteligente y observador, parece necesitar a Momo, como al hijo que nunca tuvo.

La relación que se establece entre ambos es sin duda lo mejor de la novela, hasta el punto de que anula a los demás personajes, apenas apuntados por Eric-Enmanuel Schmitt, El padre, por ejemplo, sirve de contrapunto al señor Ibrahim, pues representa lo contrario que éste: el aislamiento, el egoísmo, la depresión, la misantropía. Incapaz de educar a Momo llega a inventarse a un supuesto hermano de éste, Popol, como símbolo de la perfección.

Una de las alumnas, Alba, comentó que le había gustado el final de la novela. Lola abundó en esta misma opinión mencionando el carácter cíclico de esta, pues Momo sustituye al señor Ibrahim:

«Ahora yo soy Momo, el del colmado de la calle Azul, la calle Azul que nos es azul. Para todo el mundo soy el árabe de la esquina.»

El simbolismo del osito de peluche, que le regaló a la prostituta que le inicia en el sexo, lo tuvimos claro desde el principio: el fin de la niñez y la entrada en la edad adulta. También el del mar de la Media Luna Dorada: la muerte, que va buscando el señor Ibrahim. En cambio, el de las flores que se encontraban en el interior del Corán dio lugar a diferentes interpretaciones: algunos pensamos en el propio señor Ibrahim y su mujer fallecida; otros las entendieron como símbolos de la vida frente a los libros, incluso Toñi, una madre, llegó a conjeturar que una de las hojas representaba el amor y la otra la amistad.

Finalmente, coincidimos en lo acertado de muchos de los consejos que da el señor Ibrahim a Momo y que convierten esta novela en un tratado de moralidad:

  • Sonreír es lo que hace feliz a uno.
  • La belleza está en todas partes. Allí donde pongas los ojos.
  • Momo, la ausencia de respuesta es una respuesta.
  • Cuando quieras saber si estás en un lugar de ricos o de pobres, observa las papeleras.
  • Ah, no, por la autopista no, Momo… Las autopistas dicen: pases ustedes, aquí no hay nada que ver.

Sobre Pedro y el capitán

Sólo un grupo de profesores nos reunimos el pasado 5 de marzo, para hablar de Pedro y el capitán, obra de Mario Benedetti que habíamos tenido la oportunidad de ver representada, durante la las IV Jornadas de Teatro y Gastronomía, celebradas en nuestro centro. Diferentes circunstancias, relacionadas sobre todo con la preparación de exámenes, impidieron a alumnos que habían leído la obra participar en la sesión.

Pedro y el capitán, que inicialmente se pensó como una novela, es una obra representativa de un escritor comprometido con los más necesitados y defensor de los humanos, pues en ella se aborda el tema de la tortura. En concreto, es una larga conversación entre un torturador y un torturado, en la que la tortura, como tal, no está presente, aunque tiene una influencia directa sobre los diálogos. Esta ausencia la valoramos positivamente, porque «el espectador mantiene, como afirma el propio Benedetti en el prólogo, una mayor objetividad para juzgar cualquier proceso de degradación del ser humano».

La acción se sitúa en la segunda mitad del siglo XX, en algún país de América del Sur, donde era habitual la represión de los disidentes de izquierdas, incluidas las detenciones por motivos ideológicos y la práctica de la tortura.

Comentamos que, desgraciadamente, el tema sigue estando de actualidad, como pone de manifiesto la película La noche más oscura, donde se denuncian las torturas llevadas a cabo por los servicios secretos de los Estados Unidos, para encontrar a Bin Laden.

En cuanto al tiempo interior, Pedro, el torturado, lo vive con angustia, pues desea que su terrible sufrimiento, como consecuencia de los maltratos físicos, acabe, hasta que llega la convencimiento de que no puede sufrir más. En cambio, al capitán, en un principio, le resulta indiferente, pero, a medida que pasan las horas, lo percibe también con angustia, porque las torturas que se le están aplicando a Pedro, no consiguen el objetivo de que éste hable y delate a sus compañeros. En este sentido y muy atinadamente Mario Benedetti hace que cada uno de los de los cuatro actos de los que consta la obra finalice con un «no» a la delación.

La evolución de Pedro y su resistencia a las torturas nos pareció creíble; no tanto la del capitán, que pasa del cinismo y la prepotencia del principio a las dudas y a la mala conciencia del final, cuando sabe que no va a sacar ni una sola palabras a Pedro.

Nos planteamos cuál de los dos personajes es más libre: nuestra respuesta fue que Pedro, porque decide libremente aguantar las torturas, lo cual le engrandece como persona. Sin embargo, el capitán no lo es, porque está obligado a llevara cabo un trabajo horrible, que acaba avergonzándole.

Entre los temas secundarios que se abordan en la obra, destacamos: la lealtad de Pedro hacia sus compañeros; el odio que experimenta, primero, hacia el capitán, y después la lástima; el sadismo de éste, desde el momento en que comienza a excitarse con el sufrimiento de los demás, la resistencia pasiva de Pedro, que nos recordó a Gandhi; etc.

Casi toda la sesión se dedicó a hablar de estos dos personajes, pues son los protagonistas y los únicos que aparecen en la obra. Comentamos que los separaba la ideología: Pedro es un militante de izquierdas, que defiende la justicia social y el capitán es un hombre conservador, que justifica los malos tratos a los detenidos. No obstante, coincidimos en que la práctica de la tortura no es exclusiva de la derecha conservadora, pues también ha habido regímenes comunistas, como el de Stalin, donde se maltrataba y asesinaba a las personas.

Próxima lectura: El señor Ibrahim y las flores del Coran de Eric-Emmanuel Schmitt. Hablaremos sobre ella el 23 de abril, martes, a las 18 horas. Aquí podéis encontrar el guión para el debate.

Próxima sesión: Pedro y el capitán

GUIÓN PARA LA SESIÓN DEL MARTES, 5 DE MARZO, A LAS 18 HORAS

  1. Introducción al autor.
  2. Realidad en la que se inspira Benedetti.
  3. Opinión breve sobre la obra. Si nos ha gustado o no y por qué.
  4. Título: ¿te parece acertado?
  5. Espacio: ¿dónde se desarrolla la acción?
  6. Tiempo.
  • Tiempo cronológico: ¿en qué tiempo se desarrolla la acción?
  • Tiempo interior: ¿cómo viven el paso del tiempo los dos personajes?
  • Estructura.
  • ¿Qué función desempeñan los cuatro actos en los que se estructura la obra? ¿Por qué acaba cada uno de ellos con un “no”? ¿Qué representa este “no”?

7. Temas.

  • La sociedad:
    • Las dictaduras: la represión y la ausencia de libertad; la ley de fugas; etc.
    • La tortura: ¿tiene justificación en alguna circunstancia?, ¿por qué aparece en la obra sólo indirectamente?
    • Puntos de vista del torturador y del torturado: ¿qué distancia los separa?
    • ¿Quién es más libre de los dos?
    • ¿Hay diferencias entre los que hacen el trabajo sucio de las torturas y el capitán?
    • El sadismo: ¿es el capitán un sádico?
    • La resistencia pasiva: ¿son comparables los comportamientos de Gandhi y Pedro? (19), ¿estás de acuerdo?
  • Los sentimientos:
    • La lealtad: ¿cómo manifiesta Pedro la lealtad a sus compañeros?, ¿mediante qué instrumentos?
    • El miedo: ¿lo experimentan los dos personajes?
    • El odio: ¿por qué pasa Pedro del odio hacia el capitán a la lástima?, ¿por qué deja de tutearlo éste?

8. Personajes: ¿cómo evolucionan?, ¿qué les separa?

  • Pedro
  • El capitán

9. Frases para la reflexión:

  • El castigo genera rencores, y uno nunca sabe qué puede traernos el futuro (El capitán, pág. 32)
  • Usted me ofrece que viva como un muerto. Y antes que eso, prefiero morir como un vivo. (Pedro, 44)
  • Es lógico que uno sufra de ver sufrir (…) Pero también me hiciste recordar que de cualquier forma tengo que hacerte hablar. Porque sólo así me sentiré bien ante mi mujer y mis hijos. (El capitán, 45-6)
  • Siempre es tarde cuando la dicha es mala. (Pedro, 65)
  • Hablo a solas porque tengo miedo de olvidarme de cómo se habla. (Pedro, 74)
  • Sé que dejarlo ahora sin padre es como una agresión que cometo contra él (…) Pude haber salvado mi vida si delataba, y no delaté, peri si delataba entonces sí que iba a destruirlo. (Pedro, 85)
  • Pueden hacer conmigo lo mismo que hacen con usted. Y usted seguramente diría: “Bueno, ya ves, puede aguantarse.” Usted sí puede aguantarlo, porque tiene en qué creer, tiene a qué asirse. Yo no. (El capitán, 86)
  • Si usted muere sin nombrar un solo dato, para mí es la derrota total, la vergüenza total. (El capitán, 87)

10. Estilo: ¿en qué tipo de lenguaje está escrita la obra?

11. Próxima lectura.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Las novelas de ciencia-ficción suelen ser frías, objetivas y con una ausencia de sentimientos tan marcada que a algunos lectores ni nos emocionan ni nos enganchan. Otros, en cambio, son capaces de imaginar historias contadas de esta manera y acaban descubriendo valores más profundos.

En estas dos actitudes podrían resumirse las opiniones vertidas el pasado martes en la sesión del club de lectura sobre ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Algo parecido sucedió el pasado curso con Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.

Ana comentó que la novela le había interesado desde el principio y destacó la capacidad de predicción de su autor, Philip K. Dick, en aspectos como la necesidad cada vez mayor de sustancias artificiales para sentirnos mejor, que es la función que desempeña en la novela el Órgano de Ánimos Penfiel. Antonio, por su parte, pensaba que el autor no había intentado predecir una sociedad futura sino describir la que él mismo vivió. A Guti también le había gustado la novela, especialmente, tras los dos primeros capítulos, un tanto confusos y difíciles de entender.

En el otro punto de vista, estábamos los críticos, los que a duras penas reconocíamos una historia que seguir, o unos personajes, con el suficiente fuste, como para identificarnos con ellos en algún momento, o pasajes que exigieran una relectura por su brillantez formal o por su capacidad de sugerencia.

Carmen se situó en un punto intermedio, pues había llegado a la novela, a través de la película Blade Runner, que era una de sus favoritas, aunque prefiere esta a aquella.

Antes de este turno de opiniones, María había presentado al autor, con su profusión habitual de datos biográficos, entre los que destacó sus coqueteos con las drogas y su amistad con los componentes de la Generación Beat (Allen Ginsberg, Jack Kerouac y Willian S. Burroughs) la cual se caracterizó por el rechazo de los valores estadounidenses clásicos, el uso de drogas, una gran libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental.

El hastío o abatimiento que significa el término “beat” podemos reconocerlo en la visión del mundo que nos ofrece Philip K. Dick, en  ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, donde las personas programan sus sentimientos y son superadas en inteligencia y sensibilidad por los mismos seres artificiales  creados por ellas.

Comentamos los riesgos, en la época en la que se publicó la novela, de una guerra nuclear, como consecuencia de la división del mundo en dos bloques: el capitalista y el comunista; la caja de empatía, instrumento para identificar a los androides, que eran incapaces de establecer complicidad afectiva; el mercerismo, como religión montada a imitación del catolicismo, a la que se unen las personas para superar sus problemas terrenales, pero de la que al final se descubre su falsedad; el show del Amigo Buster, programa de televisión para entontecer a la población; la importancia que se le da a los animales reales, que están en vías de extinción y que elevan la posición social de sus dueños; etc.

Entre los personajes, descuellan: Rick Deckar, que trabaja localizando y dando muerte a los androides, que han huido de Marte, porque los tienen sometidos en un régimen de esclavitud, aunque finalmente acaba remordiéndole la conciencia, porque estos seres experimentan sentimientos, como él mismo; John Isidore, quizá el más íntegro y sensible entre los hombres; Rachael, una androide, especialmente inteligente, que tiene un encuentro sexual con Deckar; etc.

Sobre esta extraña relación íntima entre un humano y una androide, comentamos la frialdad de la misma, tanto en los prolegómenos como en su materialización, pues se reduce a un acto meramente mecánico.

En fin, una novela que no despertó unanimidad entre los asistentes, de la misma manera que El extranjero de Albert Camus tampoco la suscitó; porque de eso se trata en el club de lectura: de intercambiar impresiones y puntos de vista diferentes sobre una obra leída previamente por todos.

Próxima lectura, ahora sí, Pedro y el capitán de Mario Benedetti, que tuvimos oportunidad de ver representa la pasada semana, en nuestro salón de actos, dentro de las IV Jornadas de Teatro y Gastronomía. El escritor uruguayo aborda, de forma crítica, la práctica de la tortura en los regímenes autoritarios de América Latina; aunque su reflexión puede ser aplicada a cualquier país que no respete el derecho de las personas a no ser maltratadas, que recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Día: martes, 5 de marzo, a las 18 horas, en la biblioteca.