Inés y la alegría

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Este es el título de una novela de Almudena Grandes, pero también lo es de esta crónica de la sesión que dedicamos ayer a los poemas de los hermanos José Antonio y Miguel Labordeta, porque la llegada de Inés dinamizó la reunión, descubriéndonos una dimensión poética del primero, plena de sentimiento y capacidad para captar el alma humana. Nuestra compañera citó, en primer lugar, la letra de la canción “La vieja”, donde el cantautor aragonés expresa el dolor de una mujer mayor, mientras espera el regreso de sus hijos ausentes, que han emigrado en busca de una vida mejor:

“Siempre te recuerdo «Vieja»
sentada junto al portal
acariciando la lumbre
la cadiera y el pozal.
La tristeza de tus ojos de tanto mirar
hijos que van hacia Francia
y otros hacia la ciudad.
El Miguel dice que va bueno
y parió la del Julián.
Tú te quedas con tus muertos
rezándole sin parar
pensando que en esta vida
solo se puede llorar.
Siempre te recuerdo «Vieja»
sentada junto al portal,
repasando antiguas mudas
que ya nadie se pondrá.
El cierzo de los otoños vas a buscar
palabras desde la Francia o desde la ciudad.
Miguel cayó del andamio
y parió la del Julián.
Tú, tus mitos y tus penas
huyen barbecho y erial,
cubren los viejos olivos
con tu densa soledad.
Siempre te recuerdo «Vieja»
zurciendo la eternidad
con tus palabras menudas
ocultando la verdad.
Miguel murió en el andamio
y los chicos del Julián,
al final de aquel verano,
volvieron a la ciudad;
a ti te enterramos pobre,
como debía pasar.
Al lado de tu marido
tus padres y el sacristán,
que loco ante las campanas
se desguazó ante el altar.
Siempre te recuerdo «Vieja»
nunca te podre olvidar
eternamente paciente sufriendo sin más ni más.”

Inés nos reveló que canciones como esta las tenía grabadas en su memoria, porque ella había nacido en un pueblo y le sorprendía la capacidad de José Antonio, que se había criado en una ciudad, para describir la dureza de la vida rural, con palabras sencillas y precisas.

También mencionó su identificación con el poema “Tu voz”, porque ella, a pesar de estar ausente de Castilla, durante muchos años, por razones de trabajo, no había perdido nunca su acento:

“Tu voz, siempre tu voz
en el cotidiano gesto
de las hojas cayéndose en otoño.
Y te pregunto: ¿me recuerdas
aún en mi añoranza?
Siempre tu voz
en los espejos de tu infancia”

Y, cómo no, se refirió al “Canto a la libertad”, sobre todo porque Labordeta sabe transmitirnos el amor a los demás, el sentimiento de fraternidad:

“Habrá un día en que todos
Al levantar la vista
Veremos una tierra
Que ponga libertad

Hermano aquí mi mano
Será tuya mi frente
Y tu gesto de siempre
Caerá sin levantar
Huracanes de miedo
Ante la libertad

Haremos el camino
En un mismo trazado
Uniendo nuestros hombros
Para así levantar
A aquellos que cayeron
Gritando libertad

Habrá un día en que todos
Al levantar la vista
Veremos una tierra
Que ponga libertad
(…)

Antes de la llegada de Inés, Carmen había recordado algunos datos biográficos comunes a los dos hermanos: su nacimiento en Zaragoza, ciudad que les influyó de forma decisiva; la Guerra Civil, que les afectó negativamente a ambos; las figuras de su madre, una mujer poco afectuosa y hermética, pero pragmática y entregada completamente a su familia, y de su padre, un hombre que permanecía mucho tiempo en silencio, quizá porque, en plena dictadura franquista, sus ideas liberales y progresistas, le obligaban a ello; etc.

A Lola, quizá a causa de estas desgraciadas circunstancias personales, la poesía de José Antonio le parecía, en general, pesimista, impregnada de existencialismo y con la presencia constante del paso del tiempo, lo cual le había recordado a la novela “La lluvia amarilla” de Julio Llamazares y a la poesía de Jorge Manrique. Sin embargo, desde el punto de vista formal, echaba en falta en ella la belleza propia de la literatura.

El propio Labordeta en su poema “Escribo estas palabras” reconoce sus limitaciones como poeta, en comparación con su hermano Miguel:

“Escribo estas palabras
sobre la misma mesa
en que lo hizo mi hermano Miguel.
Él escribía poemas de argonautas
y yo los busco
en la papelería de al lado de mi casa.
Su mundo se descubre
en el cajón corrido
y el mío se queda solo
en el pequeño cuarterón
de la casa de estar.
He aquí la diferencia
Entre un poeta y un versificador sentimental.”

Benito, en este sentido, comentó que José Antonio, primero, es cantautor y, después, poeta, y que ese prosaísmo, que comentábamos, es reconocible también en las letras, por ejemplo, de Bob Dylan. Sus poemas –resumió con acierto- son en realidad letras a la espera de una música.

No obstante, Carmen destacó la calidad de algunos de sus poemas, que le parecen maravillosos, como: “Ella” donde evoca a su madre y cómo la ha visto poco a poco envejecer; “El espejo”, donde se ve a sí mismo, a lo largo del tiempo; “La vieja chaqueta”, donde expresa la felicidad que le produce esta prenda de vestir, tanto cuando la lleva puesta, como cuando la contempla colgada en el respaldo de la silla:

“La vieja chaqueta, la más vieja,
esa con la que me paseo por mi casa
en las noches fantasmas
de insomnios juveniles
la siento tan en mí, tan cotidiana,
que, a veces, la confundo
con mi propio entramado personal

y, en vez de retirármela en silencio,
me abotono la piel
sobre mí mismo y me siento feliz
de ver cómo la vieja chaqueta,
la más vieja, es casi la epidermis
cotidiana con la que uno crece
cada día.
Por las noches,
reposando en el respaldo de la silla,
es como un algo de mí
que, vigilante,
aguza los sentidos para guardar mi sueño
estremecido.”

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Son poemas que sugieren más que lo que dicen, como la buena literatura, y que, si hubiera que situarlos en alguna corriente, habría que hacerlo en el existencialismo de lo cotidiano.

Carmen también se preguntó por qué llegan tanto las canciones de José Antonio Labordeta, por qué se identifica la gente con ellas. La respuesta, en su opinión, hay que buscarla en un libro sobre musical tradicional aragonesa, que cayó en sus manos, cuando era joven, y que leyó continuamente durante un verano entero. Esta lectura hizo que sus canciones se impregnaran de los temas y ritmos característicos de este tipo de música enraizada en el pueblo.

Finalmente, comentamos sus valores humanos, en especial su integridad y su compromiso social. Benito recordó que, cuando visitamos Zaragoza, todo el mundo le conocía y le apreciaba, no sólo como cantante sino sobre todo como persona. María, abundando en esta dimensión, mencionó una frase que le había escuchado al propio José Antonio, en una de sus numerosas entrevistas: “Mi suegra me decía que servía para puta, porque no sé decir que no”.

Con respeto a Miguel Labordeta, coincidimos en su excelencia como poeta y leímos y comentamos, quizá el poema que mejor refleja el pesimismo existencial que atraviesa toda su obra:

“En lo alto del Faro,
viendo ir y venir a las pobres gentes
en sus navegaciones de un día.
En lo alto del Faro,
contemplando el abismo de las criaturas
y el vértigo de los astros.
En lo alto del Faro,
escuchando llegar a los rostros futuros
y oyendo en lo hondo de las aguas
las voces de los muertos.
En lo alto del Faro,
amando,
sabiendo que el amor es un fracaso,
y cantando,
sabiendo que su canto no ha de ser comprendido.
Vestirse, alimentarse,
ganarse el pan de cada día,
discutir de las cosas banales,
endomingarse como cada cual
y hacer el amor a una dulce estudiante,
como cualquier empleado de Banca.

Y sin embargo,
velar largamente en duelo,
oír en los silencios
el ritmo pavoroso de los tiempos,
acariciar la marea de las edades inmensas,
rompiéndose en quejidos y maravillosas melodías
contra el humilde corazón infortunado
en lo alto del Faro.
En lo alto del Faro,
mientras todos se emborrachan en los festines,
o corroen su envidia en las duras jornadas de trabajo,
o acaso buscan sus puñales secretos
para degollar al niño desconsolado que ellos fueron,
la mirada rauda de visiones
persigue el rumbo,
en intemperie desconsolada y altiva de los navíos futuros.
Y preguntar a la sangre el porqué del olvido
e indagar las primaveras que nacen del sollozo terrestre
y la melancolía que hila el atardecer solitario de los cielos.
Acariciándolo todo, destruyéndolo todo,
hundiendo su cabeza de espada en el pasmo del Ser
sabiendo de antemano que nada es la respuesta.
En lo alto del Faro.
La voz del poeta.
Incansable holocausto.”

El poeta, desde lo alto del faro, desde su torre de marfil, contempla la existencia de las personas que le rodean y se contempla a sí mismo, refugiado en su amor fracasado y en su poesía. Además, tiene conciencia de que sus versos no van ser comprendidos, por lo que se siente desilusionado también como poeta, mientras se acerca poco a poco la muerte.

Concluimos la sesión, constatando una coincidencia básica en las obras poéticas de los dos hermanos Labordeta: la fusión de la situación personal de cada uno de ellos con la historia colectiva de España, que es contemplada por ambos con tristeza y desagrado, sobre todo a causa de la Guerra Civil y la dictadura franquista, que les impidió realizarse plenamente como personas.

OBSERVACIÓN IMPORTANTE: La sesión pendiente sobre “La importancia de llamarse Ernesto” de Óscar Wilde, se celebrará el jueves, 5 de mayo, a las 19h.

Próxima sesión: poemas de José Antonio y Miguel Labordeta

La próxima sesión del club de lectura la dedicaremos a los poemas de José Antonio Labordeta. Será el día 19 de abril, martes, a las 19 horas. Este es el enlace con el archivo que contiene la selección de poemas.

Como no pudo celebrarse la  semana pasada la sesión que debíamos dedicar a «La importancia de llamarse Ernesto» de Óscar Wilde, ya fijaremos una nueva fecha para la misma.

 

Guión para la sesión del club de lectura
(Jueves, 31 de marzo, a las 18:30)

1. Presentación del autor.
2. Opinión breve sobre la obra.
3. Género literario:
4. Título: La importancia de llamarse Ernesto.
5. Temas:

5.1. La importancia del nombre en la persona.
5.2. La hipocresía de la clase alta británica.
5.3. La amistad entre los dos jóvenes.
5.4. El machismo.
5.5. Los matrimonios por interés.
5.6. Las diferencias sociales.

6. Personajes:

• Agernon
• Jack
• Lady Bracknell
• Gundelinda
• Cecilia
• Lane
• Miss Prisma

7. Espacio y tiempo.
8. Estructura.
9. Intencionalidad.
10. Humor: recursos para generarlo.
11. Frases para la reflexión:

• Realmente no veo nada romántico en una declaración. Es muy romántico estar enamorado (…) Como que pueden decirle a uno que sí. (…) Y entonces ¡se acabó todo apasionamiento! La verdadera esencia del romanticismo es la incertidumbre. (Algernon).
• Más de la mitad de la cultura moderna depende de lo que no debería leerse (Algernon)
• Cuando se trata del sacrificio de sí mismo los hombres están infinitamente más adelantados que nosotras. (Gundelinda)
• La vacilación, de cualquier clase que sea es señal de decadencia mental en los jóvenes y de debilidad física en los viejos. (Lady Bracknell)
• Realmente una mujer no debe decir nunca exactamente su edad. Eso da un aspecto de calculadora. (Lady Bracknell)
• Odio los argumentos de cualquier clase que sean. Son siempre vulgares, y muchas veces convincentes. (Lady Bracknell)

12. Próxima lectura.

Un brindis por Shevek

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Así, con esta frase, finalizamos el pasado jueves la sesión del club de lectura dedicada a Los desposeídos, porque entendimos que representa lo mejor de las sociedades que se contraponen en la novela: la capitalista y la anarquista. Lo explicó muy bien Clara, a quien le había fascinado este personaje, a caballo entre los dos mundos: Urras y Anarres.

Pero antes, María presentó a Ursula K. Le Guin, hija de una escritora de cuentos infantiles y un antropólogo, que, a lo largo de su vida, se ha mostrado como una activa militante pacifista y feminista. Ha escrito prosa y verso: más de cien cuentos, seis libros de poesía y veinte novelas, entre las que se encuentra Los desposeídos, por la que recibió los premios: Nébula (1974), Hugo (1975), Locus (1975) y Promethens (1993).

Las opiniones iniciales sobre esta novela de ciencia-ficción fueron simplemente favorables, pero, como ha sucedido en otras ocasiones, a medida que se desarrollaba la sesión, fue creciendo el interés hacia la misma. Es la magia de la comunicación y el intercambio de ideas entre las personas.

Abrieron el turno José Miguel, María Jesús y Víctor, a quienes les había gustado la reflexión de la autora sobre los dos tipos de sociedad, así como las dudas que genera lo desconocido, pues existe una desconfianza mutua entre los habitantes de una y de otra. También Enrique, aunque no es aficionado a la ciencia-ficción, destacó el contraste entre Urras, que se corresponde con el planeta que habitamos, y Anarres, que representa a una hipotética sociedad anarquista o “arquista”, palabra inventada por la autora. No obstante, había echado en falta en la novela una mayor profundización en las características de esta segunda.

José Miguel expresó su admiración por la estructura de Los desposeídos, la cual había desconcertado a algunos compañeros de su clase, y por cómo se describen los dos mundos, que al principio parecen ideales, pero de los que progresivamente van aflorando sus defectos. Este mismo aspecto fue valorado por Ana, a quien la novela le había descubierto un tipo de país, Anarres, donde no le gustaría vivir, fundamentalmente, por la falta de libertad.

Carmen se había sentido atraída por la reflexión sobre el lenguaje como reflejo de una ideología: por ejemplo, cómo en Pánico eliminan el uso del posesivo, porque implica posesión, lo cual está en contra de los principios anarquistas. Y María, finalmente, que había leído, por primera vez, la novela, en su época de estudiante, resaltó la dimensión histórico-filosófica de la misma y la forma con que aborda la autora temas como el feminismo y la relación de pareja.

En un análisis más pormenorizado, comentamos el título, “Los desposeídos”, que alude a los habitantes de Anarres, los cuales dejan de definirse en términos de lo que tienen, porque para ellos ser anarquista, como se consideran, es ofrecer a los demás y no tomar. Y también su estructura circular, pues en el primer capítulo se cuenta el viaje de Shevek al país vecino; después, en los siguientee se van alternando dos pasados: uno en Urras, que hace relación a esta visita, y otro en Anarres, durante la juventud del protagonista; y en el último esas dos acciones, que se han ido progresivamente acercando, se unen con la narración del viaje de regreso.

Sobre los personajes, nos detuvimos en los siguientes:

• Shevek, el protagonista, como ya se ha dicho. Un científico que pretende desarrollar una teoría que permita la comunicación interestelar, superando la velocidad de luz y la teoría de la relatividad. Lucha por la fraternidad entre Urras y Anarraes.

• Takver, su pareja, con el que tiene dos hijas, que demuestra lealtad y perseverancia en su comportamiento, y necesita para vivir, en contra de la costumbre de Anarraes, del vínculo matrimonial.

• Odo, mujer que dio lugar a la sociedad anarquista, encabezando la insurrección del año 747, 200 años antes de los hechos que se cuentan en la novela. Sus ideas inspiran al pueblo de Anarres, para el que se ha convertido en un símbolo.

• Rulag, madre de Shevek, que abandonó a éste cuando era niño. Se opone a que su hijo realice el viaje a Urras, quizá por despecho, porque cuando se acercó a él, en busca de la reconciliación, no lo logró.

• Bedap, amigo del protagonista, homosexual, irónico, enigmático y con libertad de espíritu, lo cual le trae problemas en Anarres.

• Sabul, investigador poco brillante y no original, como lo demuestra el hecho de que firmara el libro de Shevek, como si fuera coautor del mismo. Representa el poder y la censura en el régimen anarrasti.

• Atro, el físico más importante de Urras; tiene antecedentes aristócraticos y cree que la vida es una lucha, una competencia, en la que el débil es eliminado.

• Y Pae, también perteneciente a este país. Un físico muy inteligente y con sentido de la oportunidad, pero sin profundidad ni escrúpulos en su conducta.

Entre los numerosos temas que plantea la novela, comentamos:

• Las diferencias entre la sociedad capitalista (Urras) y la anarquista (Anarres): una organización jerárquica, basada en la coerción, frente a otra federativa y horizontal supuestamente basada en la libertad; presencia de instituciones y leyes, frente a la ausencia de las mismas; separación de lo público y lo privado, frente a la no distinción de ambos elementos; la discriminación de la mujer, frente a su igualdad con respecto al hombre; el trabajo como una actividad individual, frente a una consideración social del mismo; una educación basada en exámenes y caificaciones, frente a otra donde se da prioridad al aprendizaje de destrezas y habilidades que te valgan en la vida; etc.

• El peligro de la centralización y la burocratización en Anarres, un país teóricamente libre, pero donde existe la CPD (Coordinadora de Producción y Distribución), que controla los movimientos de todos los ciudadanos, en especial de los que desarrollan actividades intelectuales y artísticas.

• La represión política, consecuencia de lo anterior, y que sufren escritores, como Tirin, al que obligan a ir a una terapia de rehabilitación, porque sus obras no gustan; investigadores, como Shevek, que tiene dificultades para trabajar en su teoría del tiempo y es considerado como traidor y egotista; y músicos, como Salas, que compone un tipo de múscia alejada de lo que se enseña en el conservatorio.

Estos aspectos negativos de Anarres nos hicieron pensar en el experimento comunista llevado a cabo en la Unión Soviética, sobre todo en la época de Stalin, donde la centralización y la burocratización se acabaron convirtiendo en un cáncer para el propio sistema.

Pero comentamos que la represión también se da en Urras, donde Shevek descubre que todos sus movimientos son controlados y tiene micrófonos en la habitación, porque representa los ideales del anarquismo, opuestos a la sociedad capitalista; y comprueba que la manifestación con la culmina la huelga es reprimida con dureza por la policía provocando numerosos heridos y muertos.

• Y la injusticia social, que caracteriza a este país, donde hay un abismo entre el mundo de los ricos y el de los pobres.

Llegamos a la conclusión, con Ursula K. Le Guin, de que no hay sociedades perfectas, y que lo ideal sería un mundo en el que se combinen la libertad y la justicia social. Shevek lo da a entender en su discurso de la Plaza de el Capitolio, antes los miles de urresti que le escuchaban entusiasmados:

“Es nuestro sentimiento lo que nos une. El amor no obedece a la mente, y cuando se lo violenta se transforma en odio. El vínculo que nos une está más allá de toda posible elección. Somos hermanos. Somos hermanos en aquello que compartimos. En el dolor, en ese dolor que todos hemos de sufrir a solas, en la pobreza y en la esperanza reconocemos nuestra hermandad. La reconocemos, porque hemos tenido que vivir sin ella. Sabemos que para nosotros no hay otra salida que ayudarnos los unos a los otros, que ninguna mano nos salvará si nosotros mismos no tendemos la mano. Y la mano que vosotros tendéis está vacía, como lo está la mía. No poséis nada. No sois dueños de nada. Sois libres. Todo cuanto tenéis es lo que sois, y lo que dais…”

Por eso, haciendo nuestras estas palabras, finalizamos la sesión con un brindis por Shevek.

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Próxima lectura, a propuesta de María: La importancia de llamarse Ernesto de Óscar Wilde, una comedia sobre la que hablaremos el 31 de marzo, jueves, a las 18:30.

Los desposeídos

Guión para la sesión del club de lectura
(25 de febrero, a las 18:30, en la biblioteca)

1. Presentación de la autora.
2. Opinión breve sobre la novela.
3. Género literario al que pertenece
4. Título: “Los desposeídos”.
5. Punto de vista narrativo.
6. Estructura:
7. Personajes:

• Shebek
• Takver
• Odo
• Rulag
• Tirin
• Bedap
• Sabul
• Orie
• Atro
• Chifoilisk
• Etc.

8. Temas:

8.1. Diferencias entre las dos sociedades:

• Organización
• Instituciones (policía, gobierno, leyes, etc.)
• Relaciones interpersonales (sexuales, amistad, trabajo, etc.)
• Lo público y lo privado
• Situación de la mujer
• Trabajo: incentivos, distribución, etc.
• La educación: prioridades en una y otra sociedad.
• Arquitectura: tipos de edificios
• El arte

8.2. Los prejuicios que hay en una sociedad con respecto a la otra (187-8; 199)
8.3. Necesidad del pasado
8.4. El lenguaje como reflejo de la ideología
8.5. El peligro de la centralización y la burocratización
8.6. La represión política
8.7. El culto a la personalidad
8.8. El papel de la inteligencia

9. Simbolismo:

• Urras
• Anarraes
• Los muros

10. Frases para la reflexión:

• Lo un hombre quiere es libertad. Lo que quiere una mujer es propiedad (129).
• El sufrimiento es la condición propia de la vida (…) Una sociedad sólo puede aliviar el sufrimiento social, el sufrimiento innecesario. El resto subsiste. (147-8)
• Ser todo es ser una parte; el verdadero viaje es el retorno (203)
• Donde hay propiedad hay robo (…) Para hacer un ladrón, haz un propietario; para que haya crímenes, haz leyes. (328-9)
• La ley de la existencia es la lucha, la competencia, la eliminación del débil, una guerra sin cuartel. Y yo quiero que sobrevivan los mejores. (338)
• El deseo de poder es tan fundamental en el ser humano como el impulso a ayudarnos mutuamente. (395)
• La música es un arte cooperativo (…) Quizá la forma más noble de comportamiento social de que seamos capaces. (412)
• Para ver qué hermosa es la vida, hay que contemplarla desde la altura de la muerte. (446)
• Un niño libre de la culpa de la propiedad y el peso de la competencia económica crecerá con el deseo de hacer lo que necesita hacer, y con la capacidad de disfrutar lo que hace. Es el trabajo inútil lo que enturbia el corazón. (576-7)
• Los medios son el fin. Odo lo dijo toda su vida. ¡Sólo la paz trae la paz, sólo los actos justos traen la justicia! (686)
• Es el sufrimiento lo que nos une. No el amor. El amor no obedece a la mente, y cuando se lo violenta se transforma en odio. (695)
• La conciencia social domina por completo a la conciencia individual… (762)
• Un científico puede afirmar que su obra no es él mismo, que es pura y simplemente la verdad impersonal. Un artista no puede esconderse detrás de la verdad. No puede esconderse en ninguna parte. (764)
• Un anarquista puede violar la ley y tener esperanza de escapar al castigo, pero tú no puedes violar una costumbre, es el marco de tu vida con la otra gente. (837)

11. Próxima lectura

Reducir la pobreza para respetar la dignidad del ser humano

Doce personas asistimos el pasado jueves a la primera sesión del Club de Lectura de este año 2016, para hablar de Identidades asesinas, un libro en el que Amin Maalouf denuncia “la locura que incita a los hombres a matarse entre sí en el nombre de una etnia, lengua o religión” y, al mismo tiempo, intenta comprender “por qué en la historia del hombre la afirmación del uno ha significado la negación del otro”.

Antes de la presentación del autor, Carmen expresó el agradecimiento a Lola por haber conseguido de nuevo los libros en papel, a través de la Biblioteca Central de Lepanto, donde estamos registrados como club de lectura.

A continuación, María recordó el nacimiento de Maalouf, en el Líbano, un país que perdió su gran influencia financiera en Oriente Próximo, con la Guerra Civil, entre 1975 y 1990, la cual destruyó además su equilibrio político. A causa de esta guerra, se exilió en Francia donde trabajó como redactor jefe de la revista Jeune Afrique. Su padre, periodista, poeta y pintor, le inculcó el amor por las letras, y de su madre heredó la educación francófona. En la actualidad, se dedica exclusivamente a la literatura. Ha recibido entre otros premios el Goncourt por La roca de Tanios y el Príncipe de Asturias de las Letras por el conjunto de su obra. Pertenece a la Academia Francesa, donde ocupa el sillón número 29, en el que sustituyó a Claude Lévi-Strauss.

Sus novelas más conocidas son León el Africano y Samarcanda, que algunos de los asistentes habían leído.

En el turno de opiniones sobre Identidades asesinas, Inés comentó que le había costado leer el libro, pero que al final había relacionado el contenido del mismo con su propia vida, un tanto nómada, que le ha permitido tener diferentes identidades. Miguel destacó que Maalouf plantea muchos problemas, a los que no da solución, porque, en un último extremo, todo depende del ser humano, de su educación, de la necesidad de viajar para conocer otras personas y otras culturas, que es lo que nos hace ser tolerantes. Enrique definió el libro como un ensayo divulgativo que explica obviedades y quizá no profundiza lo suficiente, pero tiene un valor por encima de todo: que el autor aplica el sentido común a su análisis. Carmen y Benito coincidieron en señalar la vigencia del mismo, a pesar de que han transcurrido casi 20 años de su publicación y el mundo ha cambiado bastante. Éste último explicó que Maalouf entendía la identidad como la suma de pertenencias de una persona (religión, lengua, nación, etc.) y que el problema surge cuando una de estas se impone a las demás. Víctor y Antonio, en cambio, expresaron una opinión crítica: para el primero el libro ha quedado desfasado, porque el mundo ha ido a peor; y el segundo echaba en falta una mayor explicación de las identidades asesinas, en concreto, la perspectiva de los que cometen los atentados.

María mencionó otro título en el que había pensado el autor, “Cómo domesticar a la pantera”, en el sentido de que este animal mata si se le persigue, aunque lo peor es dejarle escapar en la naturaleza después de haberlo herido. Pues lo mismo pasa con el deseo de identidad “que no debemos convertirlo en objeto ni de persecución ni de condescendencia, sino que hemos de observarlo, estudiarlo con serenidad, comprenderlo, y después amansarlo, domesticarlo, pues, de lo contrario, no podremos evitar que el mundo se convierta en una jungla”, donde las personas, aisladas en guetos –como señaló Inés- recurran a la violencia.

Aunque Amin Maalouf no alude a ella, coincidimos en que el auténtico problema y lo que se oculta detrás del terrorismo indiscriminado que se lleva a cabo, en nombre de una etnia, lengua o religión, es la pobreza de algunos países a los que hemos colonizado, así como la ideología y la estrategia geopolítica. Además -apuntó Julia- las personas que tienen mezcla de identidades pueden tender puentes para solucionar estos conflictos.

Nos planteamos y dimos respuestas a algunas preguntas que se desprenden de la lectura del libro:

• ¿Qué es más importante para conformar la identidad: la genética o el ambiente?

Sin duda el segundo, es decir, la influencia de los demás, tanto de los seres cercanos (familiares, amigos, correligionarios, etc.), que la fomentan, como de los contrarios, que tratan de excluirla.

• ¿Cómo han evolucionado el Islam y el cristianismo?, ¿por qué lo han hecho de forma inversa?

Hay en el Islam una notable capacidad para tolerar la existencia de otras religiones, que coincide con un periodo en el que los árabes triunfaban y tenían la sensación de que el mundo les pertenecía; pero ha ido evolucionando hacia comportamientos intolerantes y totalitarios, a medida que se han sentido amenazados. Un ejemplo, en este sentido, es el de Córdoba que pasó de ser una ciudad confiada y segura de sí misma, en el siglo X, a una ciudad acosada por los ejércitos cristianos tres siglos más tarde.

En cambio, el cristianismo presenta un largo pasado de intolerancia, que poco a poco se ha ido transformando en apertura y flexibilidad, como la propia sociedad europea, que ha avanzado en democracia y derechos sociales, aunque aún quedan reminiscencias dogmáticas, sobre todo en lo relacionado con el ámbito sexual.

• ¿Cómo proteger la diversidad (lingüística, étnica, religiosa, etc.) en una sociedad?

De las tres caminos que propone Maalouf (establecer un sistema de cupos, reconocer en la nación la pertenencia a varias cosas o respetar la ley del sufragio universal) nos pareció el más adecuado el segundo de ellos, porque ese reconocimiento puede mitigar las tensiones y contribuir a sanear las relaciones entre los diferentes grupos de personas.

• ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de la globalización?

Encontrar en todos los continentes manifestaciones culturales diversas (culinarias, musicales, literarias, etc.), que modifican “nuestros gustos, nuestras aspiraciones, nuestros comportamientos, nuestros modos de vida, nuestra visión del mundo y a nosotros mismos”, supone un factor de diversidad, una mezcla de culturas que puede ser enriquecedora.

Por otra parte, si la globalización no parece exclusivamente americana o anglosajona, todos podremos reconocernos en ella y nadie la sentirá como algo ajeno y hostil.

Sin embargo, la uniformización de los gustos puede empobrecernos, pues cabe la posibilidad de acabar leyendo el mismo tipo de novelas estereotipadas, oír las mismas melodías, ver películas producidas con el mismo molde, escuchar las mismas opiniones dominantes, etc.

Además, la hegemonía ideológica, económica o mediática puede imponernos al mundo entero una misma lengua, un sistema económico idéntico, la misma escala de valores, es decir, el fenómeno de la globalización sería un disfraz bajo el que se oculta un plan de dominación.

Finalmente, la conclusión a un debate, que duró cerca de dos horas, la puso Lola: reducir la pobreza en el mundo es requisito indispensable para respetar la dignidad del der humano y para que nadie se sienta excluido de la civilización común que está naciendo.

Próxima lectura, a propuesta de María: Los desposeídos de Úrsula K. Le Guin. Hablaremos de esta novela de ciencia ficción social, que avisa de los peligros de la descentralización y la burocracia, en una hipotética sociedad anarquista, el 18 de febrero, jueves, a las 17 horas.

Identidades asesinas


GUIÓN PARA LA SESIÓN DEL CLUB DE LECTURA
(14 de enero, jueves, a las 17 horas, en la biblioteca del IES Gran Capitán)

1. Presentación del autor.
2. Opinión breve sobre la obra.
3. Género literario.
4. Intención.
5. Punto de vista: ¿es adecuada la primera persona con expresiones como “a mi modesto entender” o “según lo veo yo”, o hubiera sido mejor escribirlo en tercera para transmitir un mayor grado de certeza?
6. Estructura: ¿se ajusta a la estructura habitual de introducción, desarrollo y conclusión?
7. Destinatario.

8. Temas:

8.1. La identidad de una persona:

• ¿Qué es?
• ¿Hay una pertenencia primordial?
• ¿Qué es más importante para conformar la identidad: la genética o el ambiente?
• ¿Cuándo se convierte una identidad en asesina?
• ¿Se puede domesticar el deseo de identidad?

8.2. La globalización:

• ¿Cuáles son sus ventajas?
• ¿Y sus inconvenientes?

8.3. La religión:

• El Islam y el cristianismo: ¿cómo han evolucionado?, ¿por qué lo han hecho de forma inversa?
• ¿Por qué surgen en los países árabes los movimientos radicales islamistas?
• Diferentes interpretaciones de los libros sagrados.
• ¿Es necesaria la religión? ¿Se puede canalizar de otra forma la necesidad de espiritualidad?
• Factores que explican el resurgimiento de la religión.

8.4. La lengua:

• Elemento de identidad.
• Como rival y como aliada de la religión.
• Diferencias entre estos dos componentes de la identidad.

8.5. ¿Cómo proteger la diversidad (lingüística, étnica, religiosa, etc.) en una sociedad?

8.6. La cultura de origen y la cultura del país de acogida:

• ¿Qué deben hacer los inmigrantes?
• ¿Qué debe hacer la sociedad?

8.7. Los derechos humanos y las tradiciones.
8.8. Internet vista desde fuera y desde dentro.

9. Frases para la reflexión:

• Cuando alguien ha sufrido vejaciones por su religión, cuando ha sido víctima de humillaciones y burlas por el color de su piel o por su acento, o por vestir harapos, no lo olvida nunca.
• La gente suele tender a reconocerse en la pertenencia que es más atacada. (…) Los que la comparten se sienten solidarios, se agrupan, se movilizan (…) arremeten contra los de enfrente.
• El siglo XX nos habrá enseñado que ninguna doctrina es por sí misma necesariamente liberadora: todas pueden caer en desviaciones, todas pueden pervertirse, todas tienen las manos manchadas de sangre: el comunismo, el liberalismo, el nacionalismo, todas las religiones y hasta el laicismo.
• Para mí un creyente es simplemente el que cree en determinados valores –que resumiré en un solo: la dignidad del ser humano-.
• Lo que nos pasa es siempre un poco por culpa de los otros, y lo que les pasa a los otros es siempre un poco por nuestra culpa.
• Los hombre son más hijos de su tiempo que de sus padres.
• Que ningún americano se sienta ofendido por lo que ve u oye.
• En la democracia (…) lo que ha de respetarse de manera absoluta y sin la menor concesión es la dignidad de los seres humanos (…), cualesquiera que sean sus creencias y el color de su piel.

10. Próxima lectura.

Un testimonio necesario

Todos los asistentes a la sesión del Club de Lectura, el pasado miércoles, coincidimos en la necesidad de escribir y publicar El olvido que seremos, un libro en el que Héctor Abad reconstruye la vida de su padre, que fue asesinado en plenno centro de Medellín (Colombia), en 1987, por defender la igualdad social y denunciar la violación de los derechos humanos en su país.

En la presentación del autor, María se refirió a su infancia feliz, en el seno de una familia acomodada, con mayoría de mujeres; a su inconstancia en los estudios universitarios, pues empezó las carreras de Medicina, Filosofía y Periodismo, sin concluir ninguna de ellas; a su expulsión de la Universidad Pontificia por un artículo irrespetuoso contra el Papa; a su viaje a Italia, tras ser amenazado de muerte, donde se licenció en Literaturas Modernas; y a su regreso a Colombia, donde se dedicó fundamentalmente a escribir, tanto ficción como artículos periodísticos.

Entre sus libros mencionó: Angosta, Asuntos de un hidalgo disoluto, Fragmentos de amor furtivo y Basura, todas ellas novelas; y dos volúmenes de cuentos: Malos pensamientos y El amanecer de un marido.

No obstante, Héctor Abad Faciolince es conocido sobre todo por El olvido que seremos, con la que consiguió el Premio Wola-Duke Human Rights.

En el turno de opiniones sobre el mismo, Clara comentó que le había interesado sobre todo la segunda parte, donde el autor se refiere a la muerte de su hermana Marta, a causa del cáncer, y al asesinato de su padre por los paramilitares de ultraderecha, pues en la primera manifiesta un cariño hacia éste, que, en ocasiones, resulta excesivo.

Para Mª Carmen la explicación de este elogio sin medida estriba en la perspectiva infantil desde la que lo ve, que es propicia a las exageraciones tanto en un sentido positivo, como negativo. Precisamente a Ana le había atraído sobre todo el personaje del padre, pues, a pesar de su idealismo, demuestra un compromiso social encomiable, tanto en su faceta personal como profesional.

Pepa confesó que lo que más le había gustado del libro es su título y el soneto de Borges del que lo toma el autor:

Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres, y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte, y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso, con esperanza, en aquel hombre

que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo.

Aunque pueda parecer inverosímil, el día que lo mataron, el padre llevaba en el bolsillo un papel con el poema copiado a mano.

Destacó, igualmente, la valentía del autor para mostrar abiertamente sus sentimientos hacia el padre. En esta misma línea de pensamiento, Lola valoró la naturalidad con la que se abre a los lectores, contando aspectos íntimos de su vida.

Miguel, en cambio, fue crítico con el libro, pues le parece reiterativo en algunos aspectos, como la muerte del padre, y además se detiene en personajes, que nada aportan a la historia principal, mientras que otros, en verdad relevantes, apenas le merecen unas líneas.

Se preguntó Carmen sobre el género literario al que pertenece El olvido que seremos, llegando a la conclusión de que es difícil de clasificar, ya que en su mayor parte es una biografía, aunque tiene pasajes, como los capítulos finales, más reflexivos, que lo acercan al ensayo, y donde demuestra una especial preocupación por la forma.

Analizamos la relación entre el padre y el hijo y comentamos los mimos excesivos que había recibido éste. Julia recordó algunas acepciones de la palabra “mimar”:

• Hacer caricias y halagos.
• Tratar con excesivo regalo, cariño y condescendencia a alguien, y en especial a los niños.
• Favorecer a alguien, tratarlo con mucha consideración.

Y constatamos que todas se podían aplicar a la educación recibida por el autor del libro.

También, fue objeto de análisis la curiosa relación entre el padre y la madre, a pesar de las diferencias existentes entre ambos: él, ateo confeso y con una ideología de izquierdas; mientras que ella es una mujer muy religiosa y con mentalidad conservadora.

Debatimos sobre los años transcurridos, aproximadamente 20, desde el asesinato del médico Héctor Abad Gómez, hasta que su hijo se decide a escribir sobre el mismo. Para algunos quizá no tuvo el valor de iniciar el libro antes; para otros –coincidiendo en este sentido con el propio autor- necesitaba ese tiempo para poder hacerlo sin animadversión hacia los asesinos y con un cierto grado de objetividad.

Sobre la intención que pretendió, leímos algunas frases del libro que la revelan:

• “La única venganza, el único recuerdo, y también la única posibilidad de olvido y perdón, consiste en contar lo que pasó”.
• “Este libro es el intento de dejar testimonio de ese dolor, un testimonio, al mismo tiempo, inútil y necesario”.
• “Yo necesito contar la historia de su vida y de su muerte para que se sepa. Para alargar su recuerdo un poco más”.

En cuanto a los temas, comentamos:

• El abismo existente en la sociedad colombiana entre una clase alta, que vive lujosamente en grandes mansiones, que no respeta los derechos humanos y que sólo busca su enriquecimiento; y una clase social baja, que está mal alimentada y que vive en barrios miserables, sin letrinas, alcantarillado y agua potable.

• La violencia, que, en último extremo, está relacionada con esta desigualdad, porque los asesinados suelen ser personas comprometidas, que tratan de ayudar a los que menos tienen; personas que denuncian la injusticia y la violación de los derechos humanos, como Héctor Abad Gómez.

• La salud pública en la que creía este médico y que estaba basada en la prevención de las enfermedades, mejorando las condiciones de vida de la población, construyendo acueductos para llevar el agua clorada a la ciudad, realizando campañas de vacunación, etc.

Finalmente, surgió el tema de la posible homosexualidad del padre, cuando el autor, al revisar los papeles de la oficina donde trabajaba aquel, encuentra datos personales que le sorprenden y que revelan aspectos ocultos sobre su intimidad:

“Mi papá me había lanzado muchos mensajes indirectos sobre su intimidad. No confesiones, ni franquezas brutales, que suelen ser más un peso para los hijos que un alivio para los padres, sino pequeños síntomas y signos que dejaron entrar rayos de luz en sus zonas de sombra, en ese interior del cubo que es la caja oculta de nuestra conciencia. Yo había dejado esos indicios en una zona también intermedia entre el conocimiento y las tinieblas, como esas sensaciones que nos da la intuición (…)

Dos veces, por ejemplo, dos veces me llevó mi papá a ver una película, Muerte en Venecia, de Luchino Visconti ( …) en la un hombre en el declinar de sus días (…) siente que al mismo tiempo se exalta y sucumbe ante la belleza absoluta representada por la figura de un muchacho polaco, Tadzio (…) Yo estaba demasiado metido en mi propio mundo cuando mi papá insistió en que volviéramos a ver la película por tercera vez, quizá al darse cuenta de que yo no había sido capaz de percibir su sentido hondo y más oculto.”

Nos quedamos con ganas de ver el documental sugerido por Víctor en Facebook, Carta a una sombra, inspirado en la vida y muerte de Héctor Abad Gómez y dirigido por su nieta Daniela Gómez y Miguel Salazar, para completar la visión sobre este médico colombiano, que nos ha proporcionado El olvido que seremos.

la foto 1

Próxima lectura, a propuesta de Miguel: Identidades asesinas de Amin Maalouf, donde se denuncia la locura que incita a las personas a matarse entre sí, en el nombre de una etnia, una lengua o una religión. Por tanto, de mayor actualidad, imposible. Además, es un libro breve, que apenas llega a las 200 páginas. Hablaremos de él, el 14 de enero, jueves, a las 17 horas, en la biblioteca.

FELICES FIESTAS A TODOS EN NOMBRE DE LOS COMPONENTES DEL CLUB DE LECTURA

El olvido que seremos

GUIÓN PARA LA SESIÓN DEL CLUB DE LECTURA
(25 de noviembre, miércoles, a las 17:30, en la biblioteca)

1. Presentación del autor.
2. Opinión breve sobre la novela: si nos ha gustado o no y por qué.
3. El título: ¿a qué causa obedece?, ¿y la foto de la portada?
4. Punto de vista narrativo.
5. Estructura:

5.1. Formal: ¿cómo se estructura la novela?
5.2. Del contenido: ¿qué dos partes se distinguen?, ¿cuál de las dos interesa más?, ¿por qué?, ¿cómo se desarrolla la historia?

6. Lugar: ¿en que lugar se desarrollan los hechos?, ¿condiciona el desarrollo de los mismos?
7. Tiempo.
8. Personajes:

• Su Padre
• Héctor Abad
• Su madre
• Su abuelo
• Su hermana Marta
• Su tío, Rafael Cepeda
• El loco Aguirre

9. Temas:

9.1. La familia: ¿estamos de acuerdo en que el mejor sistema educativo es mimar a los hijos?, ¿cómo nos educaron a nosotros y cómo hemos educado a nuestros hijos?, ¿cómo evolucionan relaciones entre el padre y el hijo?, ¿cómo se considera la expresión de afectos entre hombres?
9.2. La sociedad: ¿por qué se caracteriza la sociedad colombiana?, ¿en qué clases está dividida?, ¿a cuál de las dos pertenece la familia del protagonista?
9.3. La corrupción: ¿a quién alcanza la corrupción en Colombia?
9.4. La violencia: ¿está relacionada con la injusticia social?, ¿estamos de acuerdo con el padre en esta cuestión?, ¿la desaparición de alguien es un crimen tan grave como el secuestro o el asesinato?
9.5. La universidad: ¿existe la libertad de cátedra?, ¿con qué problemas se enfrenta el padre?
9.6. La educación: ¿qué dos concepciones contrapuestas de la educación aparecen?
9.7. La salud pública: ¿qué concepto de salud tiene el padre?
9.8. La iglesia: ¿qué dos visiones o formas de vivir la religión aparecen en la novela?, ¿quiénes las representan?, ¿con cuál estamos más de acuerdo?
9.9. La independencia ideológica y mental: ¿es importante conservar la independencia mental, viviendo como queremos hacerlo?
9.10. La muerte: ¿hay más silencios que palabras en la descripción de las dos muertes, como dice Vargas Llosa? ¿es aconsejable no revelar una grave enfermedad a quien la padece, como hicieron con Marta?, ¿muertes como la suya nos demuestran que la viada es una absurda tragedia para la que no vale ningún consuelo?
9.11. El sexo: ¿qué dos formas de entenderlo aparecen?¿somos, como el padre, más conservadores en la vida que en el pensamiento?
9.12. La música: ¿qué función desempeña la música clásica en la vida del padre?

10. Intencionalidad: ¿con qué intención escribe la novela?, ¿por qué se escribe?
11. Frases para la reflexión:

• Si hubiera Dios de verdad, a él le tendría sin cuidado que lo adoraran o no. Además, si de verdad fuera bueno y todopoderosos, no permitiría que ocurrieran tantas cosas horribles en el mundo. (77)
• Si en la infancia y primera juventud se nos inculcan creencias metafísicas, o si por le contrario nos enseñan un punto de vista agnóstico o ateo, llegados a la edad adulta será prácticamente imposible cambiar de posición. (92)
• Todo fundamentalismo era para él pernicioso, y no sólo el de los creyentes, sino también el de los no creyentes. (95)
• Nunca he entendido mi posición profesoral como renuncia a mis derecho de ciudadano y a la libre expresión de mis ideas y opiniones en la forma en que lo crea conveniente. (96)
• No era necesario que yo lograra nada en la vida, que mi sola existencia era suficiente para la felicidad de él. Mi existencia feliz y fuera como fuera. (141)
• En cada viaje de su esposo le aconsejaba que en el maletín de viaje le empacara siempre una cajita de condones, porque los hombres… a la hora de la verdad, en el instante de la tentación, la moral se le s olvidaba. (142)
• Cuando la felicidad nos toca, es cuando menos nos damos cuenta de que somos felices. (145)
• Siempre me ha parecido que los despiadados carecen de imaginación literaria. (179)
• No hay un sitio mejor para enfermarse de la cabeza que un manicomio. (187)
• Un papá tan perfecto puede llegar a ser insoportable. (196)
• Mi papá lloraba sin avergonzarse del llanto, no como los hijos del estoicismo español sino como los héroes homéricos. (199)
• Son necesarios el conocimiento, la sabiduría y la bondad para enseñar a otros hombres. (200)
• Cada uno de nosotros debe hace algo para mejorar el mundo en que vivimos y en el que vivirán los que nos sigan. (219)
• Soy muy buen padre, pero muy mala madre. (220)
• La única posibilidad de olvido y perdón, consistía en contar lo que pasó, y nada más. (225)
• La personalidad de cada uno es como un cubo puesto sobre una mesa. (226)
• Los tristes asesinos… no nos van a ganar, porque el amor a la vida y a la alegría (lo que él nos enseñó) es mucho más fuerte que su inclinación a la muerte. (258)
• ¡Viva la muerte, abajo la inteligencia! (269)

12. Estilo: ¿en qué tipo de prosa está escrito el libro?
13. Próxima lectura.